Sin accesorios ni onda recargada: en una cava las botellas son las vedettes

Unida al bar en espacios pequeños, en casas más grandes no es un espacio social, sino de exposición.

Una cava no es un bar, implica un espacio de temperatura controlada, alejada de zonas húmedas y sin el lado social.
Una cava no es un bar, implica un espacio de temperatura controlada, alejada de zonas húmedas y sin el lado social.

Con cinco botellas de S/.2,000 cada una, con 300 vinos y ocupando una habitación entera o climatizada y robando espacio debajo de una escalera.

Sin importar el presupuesto, el estilo y el espacio, un departamento o una casa nueva ya no viene sin su cava privada.

Según la arquitecta Claudia Zegarra, “una cava no es un bar, implica un espacio de temperatura controlada, alejada de zonas húmedas y sin el lado social”. A pesar de eso, la especialista detalla que sí hay algunos clientes que incluyen una mesa de cava en el espacio.

“Pero es más por diseño, pues en la cava no se bebe, es más de lucimiento”.

Su colega Bárbara Baglieri, del estudio BP Arquitectos, explica que cuando se trata de casas de campo la cava y el bar están definidas y marcadas.

“En dúplex relativamente pequeños hay una conexión de los espacios”.

Cantidad y calidad
Ambas expertas han hecho cavas de pared a pared, que son las más frecuentes, pero también han hecho habitaciones de 300 botellas o muebles a medida donde entran 1,000.

“Muchos clientes hacen un mueble sofisticado para cinco botellas de S/. 2,000 cada una. Ahí se diseña pensando en el lucimiento de la etiqueta; la vedette es el vino , su costo, su aspecto”, explica Zegarra.

“Pero si el cliente tiene un vino favorito que almacena en cantidades superiores a 50 botellas, ahí no se trata de lucir, sino de optimizar el espacio”, precisa Baglieri.

Ambas coinciden en que se debe revestir la pared del espacio en madera y usar mucho cuero. Materiales como el porcelanato están proscritos.

Además las expertas señalan que cuadros y accesorios son innecesarios: la estrella es la botella.

Cifras y datos
1. Modelo. Las parejas jóvenes optan por usar toda una pared de sus departamentos con unas 50 botellas de gama media.

2. Listo. Existen muebles ya armados que se pueden comprar en tiendas especializadas. Vienen con temperatura controlada y espacio para 16 vinos.

3. Zona. Barranco y Pachacámac son las zonas donde más se piden estos espacios.

4. Inversión. Según la arquitecta Claudia Zegarra, se puede invertir entre US$ 8,000 y US$ 12,000 en un espacio promedio de 4×4 para 50 o 60 botellas. Eso no incluye los vinos ni los accesorios para vestir el espacio.

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