Autos convertibles, las estrellas del verano

Los descapotables resisten y forman un dream team de once jugadores. Hay chicos, medianos y deportivos de alta gama. Con techo de lona o rígida, los une el placer de conducir de cara al sol.

No existe amante de los automóviles que se resista. Su encanto es innegable y, por eso, muchas de las mejores creaciones sobre ruedas del planeta tienen su ‘versión cabrio’. Por fortuna, esta encantadora configuración cada vez abarca más segmentos e, incluso, a modelos terrenales, como un citycar.

Sin embargo, ocurre que el costo de desarrollar un cabrio es mayor que el de un auto convencional, en parte por los refuerzos para compensar su menor rigidez estructural.

¿Por qué son menos rígidos? No hay ejemplo más gráfico que el de una caja de zapatos: basta imaginar las torsiones que puede resistir con la tapa (el techo) puesta y sin ella.

De cara al viento, en segundos
Otro factor que influye en el precio es el mecanismo de apertura y cierre del techo. Las épocas en que manejar de cara al viento requería de maña y paciencia quedaron en el olvido.

Hoy, todo es eléctrico y basta presionar un botón para que se bajen los cristales, abra una compuerta posterior y el techo desaparezca. Esto es así salvo en algunos nostálgicos, como los Fiat 500C, Smart ForTwo o Volkswagen The Beetle, que dejan la capota a la vista, plegada.

Sin embargo, es básicamente por el denominado impuesto al lujo que el segmento vive un momento de contracción. Algunos se sostienen en base a cifras elevadas, como es el caso del Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet, que supera los $ 5,5 millones. Otros resisten con una atractiva relación precio/producto, como el Fiat 500C, que, por $ 230.000, permite despuntar el vicio.

En la historia reciente de la categoría de los convertibles, la ‘democratización’ del uso del techo rígido plegable marcó un antes y un después, un quiebre. No sólo porque mejoró la aislación acústica, sino porque en modo cerrado otorga un look similar a un dos puertas tradicional; coupé y cabrio, por decirlo de algún modo, se fundieron en uno.

Sin embargo, para muchos, el verdadero espíritu le pertenecerá por siempre a las capotas de tela. Discusión al margen, en la Argentina hay de ambos tipos y para todos los gustos.

Con todo, no importa el paso del tiempo ni el avance de las energías renovables, siempre habrá descapotables para disfrutar. Muchos de ellos son autos ‘egoístas’, con sólo dos butacas.

Máquinas que tienen algo de capricho y mucho de placer. Por eso, entre sus entusiastas no es raro escuchar una máxima: “Si nunca empuñaste un cabrio, todavía no sabés lo que es manejar”. Aquí, el detalle de todos los modelos que calientan el verano, sus características y precios.

Audi TT Roadster

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El primer TT, de 1998, fue un punto de inflexión por sus líneas redondeadas y futuristas para la época. La segunda generación (2006), que actualmente se vende en la Argentina, fue más conservadora en términos de diseño, pero mejoró en casi todo.

A diferencia de sus rivales germanos, los BMW Z4 y Mercedes-Benz SLK, la variante descapotable apela a un techo de lona de accionamiento eléctrico, en vez de uno rígido. El motor naftero es el cuatro cilindros 2.0 TFSI de 211 CV, asociado a una caja manual o automática de doble embrague, ambas de seis relaciones.

La tracción es delantera (en otros mercados puede ser integral) y, a partir de los 120 km/h, un alerón se eleva automáticamente para mejorar el apoyo en velocidad y (junto al control de estabilidad) aumentar la seguridad.

El TT siempre se destacó por su aplomado comportamiento rutero, pero sin resultar incómodo en la ciudad, aunque este roadster sacrifica las dos pequeñas plazas posteriores del coupé; es un auténtico biplaza. En Europa ya existe una flamante tercera generación, pero sin fecha de arribo aún al país.

Precios:
Audi TT Roadster manual: u$s 128,600
Audi TT Roadster automático: u$s 134,000

Audi R8 Spyder

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Máxima expresión de la casa de los anillos en el campo de los deportivos de calle, el R8 retoma el nombre de un exitoso vehículo de Le Mans. Nació en 2006, en carrocería coupé y, en 2009, apareció la versión descapotable, siempre con elementos de arquitectura y mecánica en común con el Lamborghini Gallardo (ambas marcas forman parte del Grupo VW).

Su motor naftero aspirado (sin turbo) es un V10 5.2 FSI de 525 CV ubicado en posición central, es decir, entre el habitáculo y el eje trasero.

La tracción llega a las cuatro ruedas gracias al sistema Quattro y es capaz de alcanzar los 313 km/h de velocidad final. La caja puede ser manual de seis marchas o automática de doble embrague y siete relaciones, y el techo de lona se esconde o despliega en 19 segundos, tras presionar una tecla.

Un detalle curioso es que la luneta es una pieza independiente del techo y también se acciona eléctricamente. Por su nivel de seguridad, puesta a punto de la suspensión y comportamiento dinámico, se ubica entre los deportivos biplaza más respetados.

Precios:
Audi R8 Spyder Quattro manual o automático: u$s 595,400.

BMW Z4

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La segunda generación del Z4, hoy en los concesionarios locales, sintetizó en una las dos carrocerías de su antecesor: coupé y cabrio. Para eso recurrió a un techo rígido plegable, capaz de lucir como un dos puertas ‘cerrado’ o un descapotable, una solución que en este segmento popularizó el Mercedes-Benz SLK de 1996.

El Z4 reemplazó al Z3 en 2002 y es uno de los continuadores de la saga roadster de la casa de Munich, que tiene hitos como los Z1, 507 y Z8. En la Argentina se comercializa con dos motores nafteros: un cuatro cilindros 2.0 de 184 CV con caja manual de sexta y un seis cilindros en línea 3.0 de 306 CV, con caja automática de doble embrague y siete marchas.

Fiel a la tradición de los deportivos de la marca, la tracción es posterior, mientras que la transformación de coupé a cabrio (o viceversa) se realiza eléctricamente, siempre a menos de 40 km/h (abre en 22 segundos y cierra en 19), o mediante un mando a distancia.

La seguridad queda a cargo de múltiples airbags y dispositivos electrónicos, entre los que se destaca un avanzado control de estabilidad, capaz de corregir deslizamientos indeseados en curvas.

Precios:
BMW Z4 20i Roadster (184 CV): u$s 124,000
BMW Z4 30i Roadster (306 CV): u$s 171,000

Fiat 500C

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Fiel a su estilo diferente, el famoso Cinquecento ofrece una singular variante descapotable en la que los travesaños del techo se mantienen fijos. De esta forma, el conductor puede plegar el techo de lona hasta donde lo desee (con la luneta todavía en su lugar) o hacerlo por completo.

En este último caso, a diferencia de la mayoría, no se esconde en el baúl, sino que queda plegado detrás de los asientos, a la vista. La contra es que obstaculiza en parte la visibilidad posterior; a su favor, le otorga una silueta muy personal.

El motor del 500C es el 1.4 Multiair de 105 CV y se asocia a una caja automática (convertidor de par) de funcionamiento suave y seis marchas, que le permite al motor viajar relajado en velocidad.

Posee climatizador automático, sistema bluetooth, butaca con regulación en altura, frenos con ABS, doble airbag (hay más opcionales) y, lo más importante, control de estabilidad. Al llegar desde México, puede ofrecer un atractivo precio, que lo deja como el descapotable más accesible del país.

Precio:
Fiat 500C Lounge Multiair Automatic: US$ 26,976.

Mercedes-Benz SLK

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La segunda generación del coupé-cabriolet de la casa de la estrella es un producto tan sensual como eficiente. Mantiene el techo rígido plegable que estrenó -en su primera generación- hace 18 años y popularizó entre los deportivos premium.

Hoy, en la Argentina ofrece una de las gamas más amplias, con tres motorizaciones nafteras: un cuatro cilindros en línea 1.8 de 204 CV (SLK 250) con caja manual de sexta o automática de siete marchas; un V6 3.5 de 306 CV (SLK 350) sólo con opción automática; y un V8 5.5 de 421 CV (SLK 55 AMG) con la misma caja de séptima pero optimizada. Todos, con tracción trasera.

El AMG tiene una puesta a punto específica de la suspensión, mucho más rígida, para brindar el máximo desempeño deportivo. Diversos dispositivos hacen más ameno el viaje al aire libre. Por ejemplo, una salida de aire en las butacas, a la altura de la nuca, para circular en modo cabrio incluso en días frescos. Con sólo presionar una tecla, el techo se cerrará eléctricamente y el SLK se convertirá en una auténtica coupé.

Precios:
SLK 250 (204 CV): u$s 152.000
SLK 350 (306 CV): u$s 179.000
SLK 55 AMG: u$s 270.000

Mini Cooper S Cabrio

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En mercados como el europeo ya está disponible en una nueva generación, que se mantiene fiel a las líneas históricas del modelo. Aquí, la opción descapotable de este ícono asegura diversión gracias a un motor naftero 1.6 turbo de 184 CV, fruto de la colaboración de PSA Peugeot Citroën y BMW, firma dueña de Mini.

Esa mecánica sintoniza con una caja manual de seis marchas y un chasis orientado 100% a la deportividad, que hacen de este pequeño uno de los ‘auto-capricho’ más ágiles y entretenidos de conducir.

Todo en el Mini está destinado a ser diferente, desde su look exterior hasta las teclas del habitáculo, símil avión. Por su andar muy firme, no se destaca por ser confortables en la ciudad, pero es de los referentes en caminos sinuosos.

Con calidad premium en todos sus materiales, esta versión hatch mantiene dos pequeñas plazas traseras que pueden transportar niños o un par de bolsos. Si el día es soleado, basta presionar una tecla para que el techo textil se pliegue.

Precio:
Mini Cooper S Cabrio: u$s 91.400

Mini Cooper S Roadster

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Desde hace años que la firma británica expande su portfolio con propuestas creativas, de cara a llegar a nuevos públicos.

Allí se anota la flamante versión de cinco puertas del Cooper tradicional, así como las Countryman (4×4), Paceman (crossover), Clubman (con una pequeña tercera puerta lateral posterior) y Coupé. La versión convertible de este último se denomina Roadster y se diferencia del hatch porque la carrocería posee un tercer volumen definido.

Mantiene el atractivo de todo Mini, pero con una impronta más agresiva. Comparte el motor naftero turbo 1.6 de 184 CV y la caja manual de seis marchas, al igual que un carácter explosivo que define su personalidad.

El techo, de lona se rebate fácilmente de forma eléctrica y se esconde detrás de los pasajeros. A diferencia del cabrio convencional, directamente no tiene plazas traseras: todo está pensado para el conductor y un acompañante.

Precio:
Mini Cooper S Roadster: u$s 88,600

Peugeot 308 CC
La tradición de la casa del león en convertibles es muy amplia, incluso en variantes con techos rígidos plegables. Es que si el Mercedes-Benz SLK popularizó esta solución entre los premium, fue el Peugeot 206 CC el que lo hizo entre las marcas generalistas.

Con la retirada del mercado local de su sucesor, el 207 CC, en este nicho hoy la marca apuesta todo al 308 CC. De líneas fluidas con el toque felino distintivo del león, comparte propulsor con el Mini Cooper (1.6 turbo), pero en este caso es más dócil, con 156 CV para el manual y 163 CV para el automático (convertidor de par). En ambos casos las cajas son de seis velocidades.

Las dos plazas posteriores ofrecen una mayor versatilidad que en otros cabrios y se caracteriza por tener un andar eficiente en lo veloz, aunque no por eso deja de ser un auto que se adapta muy bien al uso cotidiano. Es un ejemplar completo en confort y seguridad.

Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet
Es uno de los deportivos de alto rendimiento más legendarios del mundo. Nació en 1963 y, desde entonces, atraviesa un camino de mejora y perfeccionamiento que llega hasta la séptima y actual generación.

Fiel a su tradición de motor bóxer posterior, es decir, de cilindros opuestos ubicado detrás del eje trasero, este 911 Carrera 4S, como su nombre lo indica, hace gala de tracción integral sobre ambos ejes.

El propulsor es un seis cilindros 3.8 de 400 CV, que se une a una transmisión automática PDK de doble embrague y siete relaciones. Como todo Porsche de raza, puede ser dócil o, desconectando los controles electrónicos, convertirse en un rabioso aparato sólo recomendado para manos expertas.

Acelera de 0 a 100 km/h en sólo 4,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 294 km/h. Su nivel de calidad es de primera categoría y es una de las opciones más exclusivas a la venta hoy en el país: supera los $ 5,5 millones.

Precio:
Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet: u$s 644.000

Smart ForTwo Cabrio
Las siglas Smart oficialmente significan ‘Swatch Mercedes Art Car’, pero la palabra también tiene otras dos acepciones en inglés: ‘inteligente’ y ‘elegante’. Y lo es. La idea surgió de la relojera suiza Swatch, que firmó un joint venture con Mercedes-Benz, en 1994.

El resultado es un citycar biplaza que mide apenas 2,69 metros. La carrocería es de plástico, pero el habitáculo es muy resistente, como lo demostró en las exigentes pruebas de choque.

Su motor es un tres cilindros trasero (está debajo del piso del baúl) 1.0 de 84 CV, que se asocia a una caja robotizada de cinco velocidades y levas al volante.

La tracción es posterior y el sistema descapotable no podía menos que ser singular: el techo es de tela y de plegado muy similar al del Fiat 500C (el rival más cercano que tiene en el país), pero con la posibilidad de desmontar los travesaños.

Cuenta con control de estabilidad, entre otros dispositivos de seguridad, y su andar es firme. No se destaca a la hora de encarar viajes largos, ya que el tanque es de apenas 33 litros, pero sí lo hace en la ciudad, donde se siente a gusto.

Precio:
Smart ForTwo Cabrio Passion: u$s 27.900

Volkswagen The Beetle Cabrio
Es la reinterpretación del clásico Escarabajo, también conocido como Vocho o Fusca, entre otros apodos, dependiendo del mercado. Arribó al país desde México el año pasado y, en esta nueva generación, se muestra más musculoso y agresivo.

A diferencia de la versión ‘cerrada’, en la Argentina el cabrio sólo se asocia al motor más potente, el 2.0 TSI de 211 CV, tanto con caja manual de seis velocidades como con una automática DSG de doble embrague e igual número de marchas.

Esta combinación le otorga prestaciones casi deportivas, no tan lejos, por ejemplo, de las de un Golf GTI VI (modelo con el que comparte la plataforma).

El techo es de lona y, abierto, la silueta del Beetle es un guiño al pasado, ya que deja la capota a la vista detrás de las plazas posteriores (si bien son justas, admiten personas de contextura pequeña sin problemas). Muy completo en confort y seguridad, cuesta encontrar a alguien a quien no le caiga simpático.

El Cronista
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