Samsung queda sumida en la melancolía tras desastre del Note 7

Samsung afirmó que el fiasco le costará más de US$5.000 millones y probablemente la unidad de celulares lo pague caro.

(Bloomberg) Los fabricantes de teléfonos Samsung forman una elite. Tienen los empleos más codiciados en la empresa más valiosa del Samsung Group, el conglomerado más grande y prestigioso de Corea del Sur.

Pero esa sensación de excepcionalidad quedó aplastada la semana pasada, cuando Samsung Electronics Co. tomó la decisión sin precedentes de eliminar una generación entera de su smartphone Note 7 tras sufrir problemas persistentes con incendios y explosiones de baterías. Ahora, a los 26.600 trabajadores en Corea célebres por llevar las ganancias y la marca de la empresa a nuevas cumbres se los considera responsables de la peor crisis en los 47 años de historia de Samsung Electronics. Se impuso la melancolía, dicen los empleados, que describen el episodio como triste y trágico.

Samsung afirmó que el fiasco le costará más de US$5.000 millones y probablemente la unidad de celulares lo pague caro. La división suele recibir las bonificaciones más altas dentro del Samsung Group, por lo general cerca de la mitad del salario básico, y ahora los empleados sospechan que tal vez no ganen nada. Además, es probable que algunos ejecutivos séniores se queden sin empleo, quizás también el jefe D.J. Koh.

“Naturalmente, la unidad de dispositivos móviles se alzaba por encima de las demás divisiones comerciales”, dijo Kim Young-woo, analista de SK Securities Co. y exempleado de Samsung. “Ahora crearon el que puede ser el peor escenario posible de un retiro corporativo en los manuales de las escuelas de administración”.

Transformación

Durante años, la unidad de celulares fue una más de varias divisiones importantes dentro de Samsung Electronics, junto a los semiconductores y los televisores. Todo cambió con la llegada del smartphone y el éxito de Samsung como líder del nuevo y pujante campo. La unidad de dispositivos móviles representó el 27 por ciento de los ingresos en 2010, proporción que se disparó a 61 por ciento en 2013.

Eso cambió la dinámica interna de Samsung. De repente, los trabajadores de la división de celulares se convirtieron en clientes grandes e importantes para otras divisiones. Compraban enormes cantidades de chips, paneles de vidrio y otros componentes. Las ganancias de todos se fueron a las nubes.

Ahora, a los empleados los inquietan los efectos adversos de su responsabilidad en un golpe tan duro a la otrora irreprochable reputación de Samsung. Varios de ellos acordaron discutir el clima actual y la moral por el piso, pero solicitaron el anonimato por no estar autorizados a hablar con la prensa.

Tristeza

“Es triste y vergonzoso al mismo tiempo”, dijo un empleado de la unidad de celulares. “Ahora, donde quiera que vaya la gente me pregunta cosas como: ‘¿Está todo bien? Oí que la empresa se metió en un gran lío’. Es una gran lección para nosotros”.

Los empleados de la empresa están tratando de mantener la confianza en el futuro. Los consuela que el Note 7 haya tenido críticas positivas antes que aparecieran los problemas con la batería. Creen que pueden salir del pozo anímico de la última crisis.

“Si damos en el blanco con nuestro próximo teléfono, a fin de cuentas podremos dejar atrás la cuestión del Note 7”, dijo uno de los trabajadores de la división de celulares. “Si no, no tendremos otra oportunidad”.

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