(Bloomberg) Hoy Rolls-Royce presentó en Londres un lujo raro: el modelo experimental Vision Next 100.

El coche es una locura tan grande que nunca se producirá en su forma actual. Pero eso no le quita ni un poco de interés.

El Vision Next 100 de Rolls —un cupé completamente autónomo de casi seis metros de largo y 1,5 metros de altura con la presencia física de un superyate— pretende encarnar los objetivos de la marca para los próximos 100 años. Llega sobre el fin de la producción de la séptima generación del Phantom y forma parte de una serie de modelos experimentales desarrollados por BMW Group para celebrar su centenario en 2016 y anunciar su próximo siglo de diseño y tecnología. La empresa presentó el Vision Next 100 de BMW en Múnich en marzo y un modelo experimental del MINI hoy.

“Con el Vision Next 100 de Rolls-Royce, nos concentramos en no pensar demasiado en el pasado”, dijo Giles Taylor, director de diseño de Rolls-Royce, en un comunicado sobre el auto. “Queríamos ser lo más innovadores que pudiéramos y al mismo tiempo trascender el historial de diseños de la marca”.

Nada insulso
Taylor dijo que la clave del coche es que rechaza la idea de que el transporte del futuro será anónimo, utilitario e insulso. ¿Es una referencia a otros autos que se manejan solos (hablo de ti, Google) que lucen tan interesantes como un teléfono de línea delgado y blanco? Probablemente. En cualquier caso, el Vision Next 100 de Rolls Royce parece una cuadriga intergaláctica, con el histórico Espíritu del Éxtasis en el capó, la parrilla Pantheon y un largo capó Rolls. El coche viene con una cubierta transparente encorvada en su parte trasera y revestida de vidrio, y un material externo de “agua cristalina” con la superficie más baja, para que parezca que el auto está flotando.

El interior del Vision Next 100 está ordenado como un salón, con una cubierta plegable que lo rodea con el silencio de un búnker de banco de la época en la que estaba prohibido vender bebidas alcohólicas en Estados Unidos. Y todo salón necesita un sofá. El de este, de tamaño pequeño, está forrado en seda y tiene iluminación posterior para que parezca que está flotando en su sitio. El resto de la cabina está rodeado por ébano coromandel y mimado con una alfombra de pelo largo de lana de color marfil.

Eleanor

El coche es controlado por un programa interactivo llamado Eleanor, en homenaje a la musa del artista Charles Sykes, escultor del Espíritu del Éxtasis original que se transformó en el ícono del Rolls hace más de 100 años. El programa hace de chofer y asistente, como una versión automotriz de Siri, el programa del iPhone; les recuerda a los pasajeros (o huéspedes, como le gusta decir a Rolls) citas y tareas y hace sugerencias para sortear impedimentos anticipados a los planes.

Por supuesto, la clave para el lujo definitivo, según Rolls Royce, es la “llegada triunfal”, un fenómeno a cuya explicación dedicó tres extensos párrafos en las notas para la prensa, como concierne al Vision Next 100.

Básicamente, el coche comienza a resplandecer desde la parrilla hasta las ruedas cuando se levanta la persona, y el techo transparente de vidrio se eleva automáticamente para permitirle erguirse antes de que se abra la puerta y usted se apee. También se enciende una luz roja debajo del auto para dar la impresión de que hay una alfombra roja cuando uno sale del vehículo.