El avance de las smart cities está directamente relacionado con el desarrollo de las infraestructuras tecnológicas de las ciudades con una implicación muy relevante del sector energético, infraestructuras y público.
Se estima que para el año 2050 el 80% de la población mundial resida en ciudades, lo que obliga a evolucionar el actual sistema de gestión y explotación de los recursos en las mismas.