(Reuters) El gobierno argentino decidió limitar el fuerte aumento en las tarifas de gas y electricidad que había aplicado este año para reducir el déficit fiscal del país, luego de protestas sociales y de empresas que argumentaron que no podían pagar los servicios.
Como parte de su proyecto para equilibrar las cuentas estatales, atraer inversiones y reducir la inflación, el Gobierno de Mauricio Macri, había eliminado este año amplios subsidios a la energía que otorgó la administración anterior.
Pero la decisión provocó reacciones de consumidores y de empresas, que en algunos casos sufrieron aumentos superiores al 1,000%, según medios locales.
Por eso el Gobierno, tras reunirse con gobernadores de todo el país, decidió poner un tope de 400% a los aumentos en las tarifas de gas para particulares y de 500% para empresas pequeñas, hoteles y comercios.
En el caso del servicio eléctrico, habrá subsidios para algunas provincias y empresas, a la vez que se estudia otorgar subsidios para instituciones deportivas pequeñas.
“Las medidas que hemos consensuado con los gobernadores tienden a llevar tranquilidad a la población, y a generar las condiciones para recuperar la oferta energética en la Argentina”, señaló el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
El Gobierno no informó cuál será el costo fiscal de la medida.