Buenos Aires (Reuters).- Argentina anunció que permitirá a las petroleras que inviertan en sus gigantescos recursos no convencionales exportar parte de su producción y tener libre disponibilidad de divisas, suavizando una serie de restricciones en momentos en que se apresta a firmar un acuerdo millonario con Chevron Corp.
La nueva reglamentación, publicada en el Boletín Oficial, establece que las compañías con planes de inversión de al menos 1,000 millones de dólares en cinco años podrán vender al exterior, libre de impuestos, el 20% de su producción de crudo o gas natural.
Con sus reservas languideciendo y la demanda en alza, el país sudamericano apenas exporta crudo de baja calidad que no puede ser refinado localmente, mientras que no permite los envíos al exterior de gas natural, del que se convirtió en un importante importador global.
Las petroleras también podrán quedarse con las divisas generadas por la exportación, lo que está prohibido para todos los sectores económicos por un control de cambios establecido a finales del 2011 para frenar una fuga de capitales y que analistas aseguran desincentiva la inversión extranjera.
El Gobierno de la presidenta peronista Cristina Fernández apuesta a desarrollar las enormes reservas de hidrocarburos no convencionales del país -especialmente en la formación patagónica Vaca Muerta- para frenar el declive de la producción de crudo y gas natural que disparó las importaciones energéticas y golpeó el superávit comercial.
La nueva reglamentación se conoce cuando la petrolera estatal YPF se apresta a firmar un acuerdo por el que la estadounidense Chevron invertirá 1,500 millones de dólares en Vaca Muerta, el primer desembolso de envergadura para una formación que puede contener unas de las reservas no convencionales más grandes del Hemisferio Occidental.
Argentina expropió el año pasado YPF, hasta ese entonces controlada por el grupo español Repsol, por supuestamente no invertir lo necesario para evitar la caída de la producción local de hidrocarburos.
El Gobierno argentino también argumentó que los recursos energéticos argentinos debían quedarse en el país para garantizar el desarrollo de la economía.