(Bloomberg) Los bancos centrales del mundo aún no se mueven en armonía, pero al menos los desacuerdos comienzan a ceder.
El Banco Central Europeo descartó el jueves más reducciones de la tasa de interés, en lo que constituye un indicio de que avanza con cautela hacia una salida del estímulo.
Funcionarios del Banco de Inglaterra (BOE por la sigla en inglés) evalúan un retiro gradual de la flexibilización en los próximos años, si bien aún no se tomarán medidas y la evaluación deberá tener en cuenta las consecuencias del complejo resultado electoral del país.
Por otra parte, si bien el banco central de Japón no tiene intenciones de retirar el estímulo pronto, se dice que está reformulando las comunicaciones a los efectos de admitir que analiza cómo manejar un cambio de política.
La Reserva Federal de Estados Unidos sigue a la vanguardia del grupo. Se estima que el banco central estadounidense subirá las tasas por cuarta vez en la reunión del 13 y 14 de junio y que elabora un plan para reducir su balance de US$4.5 billones, un proceso que maneja con cautela para evitar efectos en los mercados globales.
China, mientras tanto, ha permitido un endurecimiento de los mercados de dinero en tanto las autoridades buscan reducir el apalancamiento en partes del sistema financiero.
Los primeros indicios de una sincronía de las políticas de las mayores economías del mundo llegan en momentos en que el crecimiento global mejora y a pesar de que los bancos centrales siguen sin alcanzar sus objetivos de inflación.
La debilidad del mercado laboral va desapareciendo en muchos lugares y se estima que la producción mundial se expandirá 3.5% este año, según pronósticos del Fondo Monetario Internacional, en comparación con estimaciones de 3.1% en 2016.
Ascenso global
“Estamos en una suerte de ascenso global”, dijo Jay Bryson, economista global de Wells Fargo Securities LLC en Charlotte, Carolina del Norte. “Es por eso que probablemente deje de necesitarse una política en extremo flexible”.
El desplazamiento ha sido gradual y con frecuencia sutil, pero marca todo un cambio. En buena medida al unísono, los bancos centrales utilizaron una flexibilización no convencional sin precedentes para reanimar sus economías luego de que la crisis financiera global generara un fuerte desempleo y una década de crecimiento por debajo del promedio.
En muchos casos, eso comprendió grandes programas de compra de activos. En la zona del euro y Japón incluyó tasas negativas.
La Fed viene reduciendo su flexibilidad desde diciembre de 2015. Ahora otros comienzan a evaluar un cambio de política, lo que restablece una idea de simultaneidad.
“Hablamos de un cambio respecto de una situación en que los bancos centrales aceleraron a fondo y trabajaron a toda máquina para instrumentar el mayor estímulo monetario que pudiera imaginarse”, dijo Jacob Funk Kirkegaard, un investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington.
“Ahora los bancos centrales de las economías avanzadas reaccionan a una economía en recuperación”, dijo.