Por Daniel Goya
Ben Schneider comienza su más reciente libro con una idea que en cierto modo es también una advertencia. El autor señala que ha sido la manera de hacer negocios (sin preocupación por el semejante, sin límites éticos y con el ejercicio un gran poder) lo que ha llevado a la economía mundial a su última crisis en el 2008. “De la cual todavía no nos estamos recuperando del todo y de la que seguro no saldremos completamente hasta dentro de varios años”, estima.
Es a partir de esto que Schneider ensaya una prolija hipótesis de lo que debería ser la nueva forma de gestionar empresas y dirigir economías, con una genuina valoración del trabajador y mediante la apelación del concepto del humanismo empresarial porque para el autor la crisis económica tiene su origen en una crisis de valores de los empresarios. Pero ¿qué es esto de humanismo empresarial? Como bien dice el filósofo español Rafael Alvira, director del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra y citado en el libro, la expresión humanismo empresarial “parece, a primera vista, un hierro de madera o un círculo cuadrado”. Pero, en realidad, a lo que se apunta es a que los empresarios entiendan que no se trata de solo ética empresarial, no se trata solo de responsabilidad social, de apoyar la cultura y la educación. No. Lo que Schneider plantea es un nuevo paradigma de gestión que recaiga, sobre todo, en la preocupación y respeto por la dignidad humana.
Pero este planteamiento que hace Schneider no comienza en las oficinas ni en las reuniones de directorio. El autor entiende y señala que durante mucho tiempo los valores éticos empresariales han empezado y terminado en las aulas de clase. Por eso debe haber una revolución desde el ámbito académico que cimiente la nueva manera de hacer empresa en el mundo.
La responsabilidad del poder
Durante los capítulos del libro, Schneider se encarga de mostrar y revelar el verdadero poder que tienen las empresas hoy día. Algunas de ellas capaces de acumular la economía de más de un país. Entonces, surge la frase más popular de los cómics: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y así lo entiende Schneider, quien plantea la dualidad a la que se enfrentan las compañías superpoderosas. “Se puede mejorar el mundo o destruirlo. Hay un perfil positivo pero también un lado oscuro”, explica el autor para señalar que el compromiso que deben asumir los directores de la postcrisis no puede ser el mismo de hace diez o veinte años atrás. Ya no hay lugar para gerentes generales que únicamente busquen hacer más ricos a los accionistas y es el público quien al final, en una era de información infinita, decidirá confiar o no en una compañía. Para Schneider la confianza de las personas será el verdadero gran activo de una empresa de la postcrisis y el trabajo de generar esa confianza, cultivarla y acrecentarla será vital para la buena salud no solo moral, sino también financiera de la compañía.
Schneider apunta en sus páginas que el empresario debe reconocer que la responsabilidad social no es suficiente, sobre todo si se la toma como una manera de tratar de limpiar la conciencia simplemente. El escritor cuestiona esta manera de conducir la empresa y advierte que son cada vez más las compañías que se han dado cuenta de eso y que le están sacando ventaja a la competencia que sigue haciendo las cosas como en antaño, con desinterés.
Ideas para la vida
Ben Schneider se ha encargado de recopilar conceptos y teorías de pensadores, economistas, líderes y catedráticos entorno a cómo se deben aplicar las herramientas y conocimientos que los estudiantes de negocios aprenden en las aulas de clase. Así comenta de qué modo Clayton Christensen ganó el premio McKinsey al mejor artículo publicado en la Harvard Business Review escribiendo y sustentando que la gestión puede ser una de las profesiones más nobles si se realiza de buena forma. Por otro lado, pero siempre en ese sentido, el autor señala que las buenas ideas de los gerentes y directores no solo deben limitarse al ámbito de la empresa. Se debe usar la misma inteligencia, esfuerzo y brillantez en encontrar maneras de ser feliz y hacer a otros felices. Así, el libro se convierte en una guía de cómo el éxito económico debe ser consecuencia directa de aportar al bien común, al desarrollo de la sociedad y al respeto de la dignidad de cada persona.