Centrum Católica: “Hablar de un cluster minero en el Perú es forzar los términos”

Una aglomeración de empresas con una misma actividad en una zona geográfica no necesariamente apunta a crecer en el valor agregado de sus productos. Este sería el caso peruano, según el investigador Piero Morosini.

Para Piero Morosini, investigador de Centrum Católica, los clusters mineros en el Perú, en toda la extensión de su significado, no son una realidad. “Los agentes económicos deben cooperar efectivamente para crecer en la escala del valor agregado. Hablar de un cluster minero es –un poco- forzar los términos”, cuestionó.

Aquí, la trampa parece estar en el tipo de colaboración que existe entre estas minas. “¿Están cooperando para crecer en el valor agregado de productos y servicios que ofrecen?”, continuó Morosini. Un ejemplo concreto sería la creación de centros de investigación, tomando como referente la historia de Silicon Valley.

Hasta los años 70 -comentó el investigador-, el suministro de tecnología estaba dedicado a las bases militares en esa área californiana. De la apuesta de estas empresas, nace el Stanford Industrial Park. Posteriormente, una serie de empresas -incluida Hewllet-Packard, comenzaron a llenar ese valle.

Estos grupos de empresarios pusieron “dinero de su bolsillo” y consiguieron ayuda del gobierno, dando paso a una madura Stanford University, que aún conserva su título por ser una de las mejores de EE.UU.

Verdadero cluster
En el caso de la minería peruana, el ejemplo de Silicon Valley puede ser un ejemplo prometedor, pero todavía no se ha ejecutado.

“Tendríamos que ver minas locales y capital internacional trabajando en cercanía geográfica, pero cooperando. Por ejemplo, creando centros de investigación para desarrollar tecnologías de extracción menos invasivas, más ecológicas”, apuntó Morosini.

Sin embargo, aunque el concepto de cluster que sostiene Morosini no es tangible en la minería peruana, su actividad tiene un gran impacto económico en otros actores alrededor de una zona minera. A esto, el investigador respondió que el valor agregado debe ser una cadena específica: desde los insumos hasta el cliente final, pero no el impacto “colateral”.

Si las mineras en el Perú siguieran esta definición -explicó Morosini-, se unirían para seguir los pasos de Silicon Valley, considerand ¿Podemos concebir que se puedan desarrollar tecnologías alternativas? Por supuesto que es posible. La historia lo demuestra”, anotó.

“Pero no existe ningún cluster minero en el Perú desde ese punto de vista. Ni existe un cluster metalmecánico”, indicó el docente.

¿El secreto? Parece ser la cultura empresarial. “Es un activo intangible que existe en cualquier cluster industrial verdadero […] La típica historia de quienes llegan a estos clusters es que llegan desnudos y se hacen millonarios en poco tiempo”, finalizó.

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