SANTIAGO, (Reuters).- Un gigantesco incendio dejó al menos 11 muertos y destruyó más de 500 viviendas en el puerto chileno de Valparaíso, donde los bomberos luchaban el domingo contra rebrotes del siniestro que arrasó con cerros y activó la evacuación de miles de personas.
El incendio, el peor en la historia de la ciudad costera, se desató el sábado por la noche en una zona boscosa en las afueras del puerto, pero las inusuales ráfagas de viento propagaron las llamas a seis cerros que rodean la ciudad y estaban sembrados de casas.
Con la luz de día del domingo quedó al desnudo la destrucción provocada por el incendio en la ciudad declarada patrimonio de la humanidad. Por la tarde el cielo se cubrió de humo por rebrotes en algunos cerros debido a altas temperaturas y fuertes vientos.
Aunque la policía había informado previamente del fallecimiento de 16 personas por la tragedia, las autoridades corrigieron esa cifra a la baja, a 11 víctimas.
“Según nuevas evaluaciones de Carabineros (se) ha actualizado la cifra de personas fallecidas”, dijo la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi).
La presidenta Michelle Bachelet declaró la zona en estado de catástrofe y viajó para supervisar la situación. El Gobierno tomó similar medida luego que el terremoto del 1 de abril último afectara a localidades del norte del país.
Unos 1,200 bomberos y centenares de brigadistas de rescate trabajaban sin tregua para apagar los focos que quedaban del inmenso incendio, que con sus llamas de 20 metros de altura devoró unas 800 hectáreas.
“Mientras íbamos escapando los tubos de gas explotaban. No alcanzamos a sacar nada, porque se estaba quemando todo”, dijo Olga Boggle, mientras un helicóptero dejaba caer una lluvia a pocos metros sobre el candente cerro La Cruz. “No quedó nada”.
Unas 5,000 personas resultaron damnificadas con los incendios. Unas 10,000 personas fueron evacuadas hacia albergues o casas de familiares, mientras varias zonas no tenían electricidad ni servicio de agua en Valparaíso, ubicada a poco más de 100 kilómetros al oeste de la capital Santiago.
“El siniestro no está extinguido completamente. Hay focos que siguen activos”, dijo el jefe del Gobierno regional en Valparaíso, Ricardo Bravo.
DESOLADOR PANORAMA
Decenas de columnas de humo se levantaban sobre los cerros de la ciudad, en donde centenares de casas quedaron convertidas en cenizas y muchas personas llorando, y con el aire enrarecido secándole las gargantas, removían los escombros de sus hogares con vanas esperanzas de poder rescatar algunas pertenencias.
Con pala en mano y cubierto de cenizas, José Miguel Rivera removía los escombros de lo que alguna vez fue su casa.
“Estamos buscando algún recuerdo, pero no encontramos. Solo hay un anillo de mi hija. Yo salí con lo puesto. Estamos limpiando y sacando los escombros porque pensamos reconstruir. Este es nuestro terreno”, dijo el hombre de 59 años.
La policía seguía revisando los escombros en busca de más víctimas, sobre todo de ancianos que no hubieran podido escapar de las llamas.
“Ojalá, esperamos no encontrar mas víctimas fatales. Hay muchas mascotas que fueron afectadas por el siniestro. Estamos buscando entre los escombros”, dijo el coronel de la policía, Fernando Bywaters.
El casco antiguo de la ciudad, zona declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, el puerto y la sede del Congreso se encontraban fuera de peligro.
Las aeronaves especializadas en apagar incendios no pudieron operar el sábado por la noche por las malas condiciones climatológicas, pero el domingo 14 helicópteros y seis aviones trabajaban intensamente combatiendo las llamas.
El clima del domingo era fatal para los bomberos. Las temperaturas que bordeaban los 30 grados centígrados y la nuevas ráfagas de viento facilitaban rebrotes de focos que ya habían sido controlados.
Se habilitaron cuatro albergues para las miles de personas damnificadas, mientras ya comenzaban las labores de recolección y donaciones de insumos básicos para asistirlos.
La Onemi dijo que se han despachado 12 toneladas de de alimentos, agua, mascarillas, carpas, colchones, frazadas, pañales y baños químicos.
Sicólogos y terapeutas también se trasladaron a los albergues para asistir a los afectados.
Debido a la emergencia, la autoridad educacional decidió suspender las clases del lunes en los colegios de Valparaíso.