ComexPerú plantea crear una ventanilla única para acelerar devolución del IGV al exportador

Su gerente general, Eduardo Ferreyros, informó que la devolución se demora más de los 45 días legales, cuando no debe pasar los cinco días. Sugirió que esta medida podría incluirse en un nuevo paquete de estímulo al sector. “Hay factores que no pasan por la caída del dólar”, afirmó.

Eduardo Ferreyros, gerente general de ComexPerú y extitular del Mincetur, se mostró a favor de rebajar los aranceles de bienes intermedios para afrontar la caída del dólar. Sin embargo, enumeró algunas barreras que existen más allá del problema del tipo de cambio y que son fundamentales para aumentar la competitividad del sector.

¿El Gobierno debería lanzar un nuevo paquete de estímulo al sector exportador?
Sí. No hay que esperar. El Gobierno podría hacer más y está estudiando cómo ofrecer mayor nivel de competitividad. Hay factores que no pasan exclusivamente por el tipo de cambio. Estamos hablando de facilitar las operaciones comerciales, las operaciones logísticas, abaratar los costos, mejorar la infraestructura, entre otras prioridades.

Hay cosas muy puntuales que podrían ayudar a los exportadores, como reducir el tiempo de devolución del IGV al exportador. Según la ley, el plazo es de 45 días, pero se está demorando mucho más. El exportador está pasando por momentos difíciles y hay que darles una mano para que cuenten con su capital de trabajo más rápidamente. Achicar los plazos y ser más eficientes en esas devoluciones.

¿Cuál es su propuesta para acortar esos plazos burocráticos?
Lo que nosotros propondríamos es una ventanilla única del exportador reconocido. A través de este sistema, no debería demorar más de cinco días la devolución, entre que uno presenta una solicitud y le estén dando ya sea el drawback o el saldo a favor del exportador (el IGV).

¿Son eficientes las instituciones que trabajan con el sector exportador?
El exportador en el día a día tiene que lidiar con una serie de organismos -como Senasa, Digesa, Digemin, Indeci, ITP- que aún no son capaces de reaccionar al ritmo que el empresario exportador necesita. Entonces, los trámites son largos, porque los organismos no cuentan con las capacidades para reaccionar a tiempo. Por ejemplo, todavía hay problemas sanitarios para que las uvas entren a Japón: hay que ponerle un equipo para levantar esas barreras. Esas son las ayudas que necesita el exportador para ser más competitivo.

¿La legislación laboral responde a las necesidades del sector?
Nosotros tenemos cada vez más casos en que empresas exportadoras están siendo acotadas por temas completamente discrecionales al inspector. Son acotaciones no justificadas o por interpretaciones muy jaladas de los pelos, que tienen amenazados a los empresarios. Entonces, las reglas de juego deben ser cada vez más claras.

¿Cuál sería el camino correcto?
Mi propuesta, en términos generales, siempre es ir hacia una legislación laboral flexible, pues permitirá mayor movilidad y las contrataciones serían más fáciles. Esto ofrecerá una mayor competitividad a las empresas. No obstante, una de las amenazas en estas épocas difíciles está en el Congreso, que busca eliminar el régimen de promoción a la exportación agrícola, cuando ésta hizo posible el boom de la agroexportación.

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