(Bloomberg) Al comienzo de este año, la empresa estatal de agua conocida como Sabesp enfrentaba una escasez de agua tan devastadora que estaba preparando planes de contingencia para cortar el suministro hasta cinco días por semana en los barrios del área metropolitana de San Pablo. Cerca del cierre de 2015, los embalses están volviendo a llenarse y Sabesp terminó una serie de proyectos de infraestructura que funcionan como parche y deberían ayudarla a aguantar sequías prolongadas en el futuro.
“Ahora tenemos motivos para ser optimistas”, dijo el viernes el máximo responsable ejecutivo de Sabesp, Jerson Kelman. “Estamos mejor preparados”.
Es un poco de alivio en un país que pasó la mayor parte de 2015 tambaleando de una crisis a otra. Un escándalo de corrupción que estalló el año pasado en la productora estatal, Petrobras, produjo un efecto dominó que sigue hasta hoy y contribuyó a bancarrotas en la industria del petróleo, una disparada del desempleo, el derrumbe de los mercados, un impase político y, más recientemente, el comienzo de los procedimientos para hacerle juicio político a Dilma Rousseff.
Las acciones de Sabesp, cuyo nombre completo es Cia. Saneamento Básico do Estado de São Paulo, subieron 0,8 por ciento y eran negociadas a 18,71 reales a las 11:23 en Brasil, con lo que su alza en lo que va del año asciende a 9.9%. La cifra se compara a una caída de 8% del índice Ibovespa.
Sequías
El año pasado, en el medio de la peor sequía en ocho décadas, Sabesp redujo la presión sobre los caños en un intento por ahorrar agua y no la ha elevado desde entonces. En octubre de 2014, el 60% de los habitantes de la metrópolis más grande de América del Sur dijeron que habían sufrido al menos un corte de agua el mes anterior, según la encuestadora Datafolha.
Pero las fuertes precipitaciones recientes cambiaron la perspectiva. En los cinco meses hasta el 30 de noviembre, las precipitaciones sobre Cantareira, el embalse que provee agua potable a 6 millones de personas, fueron 77% más que en el mismo período del año anterior y quedaron 18% arriba del promedio histórico, según Sabesp. Eso ayudó a rellenar Cantareira hasta un 15% de la capacidad.
Si bien puede parecer poco, está lejos de las condiciones resecas que enfrentaba San Pablo a comienzos del año, cuando el nivel de agua cayó a menos de 6% de la capacidad. Sabesp se vio obligada a construir caños para drenar agua de las llamadas “reservas muertas”, charcas llenas de sedimentos en el centro de los lagos.
Para aliviar la escasez de agua, Sabesp se apresuró a realizar una serie de proyectos de infraestructura que conectan embalses y ríos para que ahora se puedan usar sistemas hídricos vecinos como reserva. La empresa sigue empleando reservas muertas para el suministro a clientes pero probablemente vuelva a usar con normalidad el agua alrededor de febrero, dijo Kelman.
“Antes, no teníamos motivos para contar con esa infraestructura de refuerzo”, dijo él. “Ahora, hemos tenido que anticipar algunas obras que no habrían estado listas hasta 2025”.