La Habana (Reuters).- Decenas de cubanos entraron por primera vez hoy a una concesionaria de autos 0 kilómetro, después que el Gobierno liberó la venta de vehículos nuevos.
Pero a un precio de 91,000 dólares por un pequeño Peugeot 206 pocos salieron al volante de un automóvil nuevo, un sueño todavía inalcanzable para la mayoría en esta isla de gobierno comunista.
“Gano 600 pesos cubanos al mes (unos 30 dólares). Eso significa que me muero y nunca voy a poder tener un carro nuevo”, dijo Roberto González, un chofer que observaba los flamantes autos en una concesionaria Peugeot de La Habana.
El gobierno del presidente Raúl Castro eliminó desde hoy el requisito de una “carta de autorización” para comprar autos 0 kilómetro, que por décadas las autoridades entregaron selectivamente a profesionales, funcionarios o deportistas como reconocimiento por sus méritos.
Las restricciones para adquirir autos nuevos hizo que los cubanos se las ingeniaran para mantener en circulación miles de imponentes Ford, Buick y Cadillac de la década de 1950 y los más modestos Ladas y Moskvitch soviéticos.
Y también hizo florecer un mercado ilegal donde algunos revendían las codiciadas cartas para comprar un auto nuevo.
Castro ya había autorizado en el 2011 la compra y venta de autos usados como parte de su gradual apertura de la economía estilo soviético de la isla.
Y la venta de autos 0 kilómetro debe beneficiar al Estado, que importa los vehículos directamente o vía emprendimientos mixtos con empresas extranjeras.
Al crear un mercado de autos nuevos, el Gobierno podría capitalizar el creciente poder adquisitivo de miles de cubanos que reciben remesas de sus familiares en el extranjero o montaron pequeños negocios privados al calor de la reciente apertura.
Pero según John Kirk, un experto de la Dalhousie University en Halifax, Canadá, los precios parecen están fuera del alcance de quienes reciben dinero del exterior.
“En esencia representan un impuesto de lujo que impone el gobierno a los nuevos ricos de Cuba”, dijo.
Además de autos, desde el viernes los cubanos pueden comprar motores y carrocerías de automóviles, motos y microbuses nuevos. El Gobierno dijo que utilizaría las ganancias para mejorar la dilapidado sistema de transporte público de la isla.
Pero las listas de precios colgadas en la puerta de las concesionarias dejaron el viernes a muchos sin aliento. Un Peugeot 508 del 2013 aparecía, por ejemplo, a 262,000 dólares. “Ni los Ferrari tienen estos precios en el mundo”, protestó Juan Martínez, un médico de 67 años frente a una concesionaria estatal.
Después de que el gerente de una concesionaria dio la bienvenida a los clientes y les mostró la lista de precios, una mujer preguntó: “¿Hay bicicletas?”.