Las 12 economías que formaron parte de las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) países anunciaron el cierre “exitoso” del acuerdo luego de cinco días de conversaciones de alto nivel.
Inicialmente se tenía previsto culminar las negociaciones en la tarde del domingo pero surgieron algunas discrepancias que obligaron a los negociadores a seguir sus conversaciones hasta las primeras horas del lunes.
Los jefes de los equipos negociadores participaron en una conferencia de prensa en la que precisaron que las conversaciones se llevaron a cabo hasta las 05:00 horas del lunes.
El tema que fue considerado como un “reto” fue la exclusividad de los datos de prueba a fármacos biológicos, pero se llegó a una alternativa que fue aprobada por los negociadores.
La ronda final de negociaciones en Atlanta comenzó el miércoles y se había estancado por la interrogante sobre cuánto tiempo debería permitirse un monopolio de medicamentos biotecnológicos de última generación, hasta que Estados Unidos y Australia alcanzaron un compromiso.
Una vez superados todos los temas pendientes, los ministros de Comercio Exterior del TPP alcanzaron un acuerdo sobre un extenso pacto comercial que reducirá las barreras arancelarias y establecerá estándares comunes para 12 países.
El acuerdo podría remodelar industrias e influenciar desde los precios del queso hasta el costo del tratamiento para el cáncer.
El TPP afectará el 40% de la economía mundial y podría presentarse como un legado del presidente Barack Obama, si es ratificado por el Congreso estadounidense.
En estas negociaciones participaron Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Estados Unidos de América, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam.
Reacciones
“Creemos que contribuye a definir las reglas del curso para la región Asia-Pacífico”, afirmó el representante comercial estadounidense Michael Froman.
El primer ministro japonés Shinzo Abe saludó el acuerdo básico como “una política visionaria para todas las naciones participantes que comparten valores y tratan de crear una zona económica libre y justa”.
Según un cable de la agencia AP, el acuerdo todavía debe ser aprobado por el Congreso de Estados Unidos, donde existe una fuerte oposición. El presidente Barack Obama debe aguardar 90 días después del acuerdo para firmar el pacto y solo entonces el Congreso empezará a debatirlo.
Como resultado, la votación probablemente no ocurrirá hasta bien entrado 2016. Dadas las sensibilidades políticas, los partidarios del acuerdo podrían presionar para votar lo antes posible de las elecciones del año próximo. El Congreso solo puede aprobar o rechazar el acuerdo pero no enmendarlo.
Muchas de las reducciones de gravámenes y otros cambios será eliminados paulatinamente a lo largo de varios años, de modo que los beneficios para la economía estadounidense tardarían en materializarse.
Peter Petri, profesor de finanzas internacionales en la Universidad Brandeis, cree que el pacto no creará empleos en Estados Unidos, pero pronostica que impulsará los ingresos en 77.000 millones de dólares anuales, un 0.4%, a partir de 2025, sobre todo creando empleos orientados a la exportación con mejor paga, aunque se pierdan otros empleos.
El gobierno de Obama ha promovido el acuerdo como parte de una estrategia para aumentar la influencia estadounidense en las zonas de gran crecimiento en Asia y para contrarrestar la influencia creciente de China.