(Bloomberg).- El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, defendió el libre comercio y la regulación financiera después de la crisis en el simposio de Jackson Hole de la Reserva Federal de Estados Unidos, evitando comentarios sobre las deliberaciones de política monetaria o el tipo de cambio del euro.
“La apertura al comercio está bajo amenaza, y esto significa que las políticas dirigidas a responder a esta reacción negativa son una parte vital de la mezcla de políticas para el crecimiento dinámico”, dijo Draghi en el evento en Wyoming el viernes. “Un giro hacia el proteccionismo representaría un serio riesgo para el crecimiento continuo de la productividad y el crecimiento potencial de la economía global”.
El euro amplió sus ganancias, ya que algunos inversionistas habían esperado que Draghi intentaría ensalzar la moneda única en medio de temores de que la divisa socavará la recuperación de la zona euro. La moneda única ya había subido al nivel más alto con respecto al dólar desde enero de 2015, y subía 1 por ciento a US$1,1923 a las 3:24 de la tarde en Nueva York.
El jefe del BCE también evitó cualquier comentario que pudiera ser visto como un antejuicio al resultado de la reunión del Consejo de Gobierno del 7 de septiembre, cuando los encargados de la política monetaria planean revisar sus políticas de estímulo no convencionales en medio de un fuerte crecimiento pero una inflación apagada.
Las expectativas sobre el discurso de Draghi eran altas en círculos financieros después del precedente fijado por su aparición anterior en el recinto montañoso en 2014. En esa ocasión, Draghi advirtió que las expectativas de la inflación estaban declinando en la zona euro, sentando las bases para el comienzo de la flexibilización cuantitativa el año siguiente.
El viernes, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, defendió las reglas financieras establecidas después de la crisis financiera mundial, advirtiendo que cualquier retroceso debería ser “modesto”. Ese punto fue repetido por Draghi en su discurso.
“Cuando la política monetaria es acomodaticia, la regulación laxa corre el riesgo de provocar desequilibrios financieros”, dijo. “Los reguladores deben tener cuidado de reactivar los incentivos que condujeron a la crisis”.