Pekín (Reuters).- La economía de China creció entre julio y setiembre a su ritmo más rápido este año, impulsada por la inversión, aunque los analistas se preguntan si el vigor continuará en los próximos meses.
La segunda mayor economía del mundo creció un 7.8% en el tercer trimestre respecto al mismo período un año atrás, en línea con lo esperado, mostraron el viernes datos de la Oficina Nacional de Estadística.
En lo que va de este año, la inversión ha representado más de la mitad de la expansión, lo que muestra los desafíos que enfrenta Pekín para tratar de reestructurar la economía hacia el consumo, que las autoridades esperan provea un crecimiento más sostenible en los próximos años.
Después de caer en ocho de los últimos 10 trimestres, los analistas dijeron que el crecimiento podría bajar de nuevo en el período en curso de octubre a diciembre. Las exportaciones se espera que se debiliten y las autoridades también podrían limitar la expansión del crédito después de que la inflación tocó un máximo en siete meses.
“El pico de crecimiento estuvo detrás de nosotros en el tercer trimestre”, dijo Ting Lu, economista de Bank of America-Merrill Lynch. “Creemos que el Banco Popular de China va a cambiar un poco su política monetaria desde una expansión moderada en el tercer trimestre a una postura neutral”.
Después de tres décadas de expansión de dos dígitos impulsada por las exportaciones y la inversión, Pekín está tratando de desplazar o “reestructurar” la combinación económica para que la actividad se oriente más al consumo.
Eso significa que la economía se ha desacelerado en comparación con años anteriores, aunque la demanda mundial débil ha añadido un peso adicional sobre el crecimiento de China.
En los primeros nueve meses, la economía creció un 7.7%, manteniéndose en camino de alcanzar la meta de crecimiento del Gobierno de un 7.5% este año, lo que supera de lejos a otras economías importantes, pero sigue siendo el peor desempeño para China en 23 años.
La fragilidad de la última recuperación económica de China no es ninguna sorpresa. Las exportaciones sufrieron una sorpresiva caída en septiembre, luego de que la demanda de los países emergentes se desmoronó ante la volatilidad en los mercados financieros, una tendencia que el Gobierno espera que continúe según dijo esta semana.
Y con el yuan tocando un máximo histórico el viernes por quinto día consecutivo, impulsado en parte por las fuertes entradas de capital, los exportadores chinos pueden enfrentar aún más dificultades debido a que la apreciación de la moneda erosiona su competitividad.
“La economía se enfrenta a un entorno nacional e internacional complejo e incierto”, dijo Sheng Laiyun, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas en una conferencia de prensa.
“Además, hemos acumulado problemas de desequilibrios estructurales crónicos de nuestra economía y necesitamos profundizar las reformas para enfrentarlos”, agregó.
Los últimos datos muestran que China aún está muy lejos de tener al consumo como el principal conductor del crecimiento.
Para los primeros nueve meses, el consumo representó el 46% del crecimiento, mucho menos que el 56% ocupado por la inversión. Las exportaciones, por otro lado, restaron un 1.7%.
Otras cifras publicadas el viernes sugieren que la economía se estaba desacelerando al final del tercer trimestre.
La producción fabril en setiembre subió un 10.2% respecto al año anterior, ligeramente por encima de las expectativas de un 10.1%, pero más débil que el ritmo en agosto de un 10.4%.
Las ventas minoristas crecieron un 13.3% respecto al año anterior, ligeramente por debajo de las expectativas de un aumento del 13.5% y de la desaceleración de un 13.4% en agosto.