El editorial de Gestión: Habilitado para destruir un país

La aprobación de la Ley Habilitante ha hecho aún más difusa la división de poderes en Venezuela y le ha entregado un arma peligrosa a quien probó no saber qué hacer con las que ya tenía.

(Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

CONCENTRACIÓN DE PODER. Desde hace dos días, la división de poderes en Venezuela es aún más borrosa de lo que ya estaba. Pues el martes el Parlamento -de mayoría oficialista- aprobó una ley -conocida como la “Ley Habilitante”- que autoriza al presidente de la República a dictar decretos con “rango, valor y fuerza” de ley por un periodo de un año. Es decir, a pasar por encima del Congreso.

Uno de los temas en los que se le permite legislar al Ejecutivo sin ningún tipo de fiscalización es la economía. La inflación de más de 50% que vivió el país el año pasado –una de las más altas del mundo- y la escasez de productos básicos como papel higiénico, leche, arroz y aceite, son suficientes para preocupar a cualquiera. Sin embargo, Nicolás Maduro ya ha demostrado lo que tiene en mente para combatir estos problemas. El 8 de noviembre, Maduro ordenó a las cadenas de electrodomésticos a vender sus productos a “precios justos” que, por lo general, significaban un descuento del 50%, causando saqueos en algunas ciudades del país, y a detener a los propietarios de algunos de estos negocios bajo cargos de “usura”. Según sus propias declaraciones, Maduro tiene pensado extender esta estrategia hacia otros productos y sectores a fin de cubrir toda la economía con controles de precios. Como ha manifestado el mandatario venezolano, “ahora con la (Ley) Habilitante no me para nadie”.

Otra de las razones que llevaron al Sr. Maduro a presentar la Ley Habilitante -y la otra materia acerca de la cual puede legislar- es la lucha contra la corrupción. El dilema acá es que la mayor parte de esta se encuentra al interior de su propio gobierno, uno de los 10 más corruptos del mundo, según Transparencia Internacional. Como ha propuesto también El Nacional de Venezuela, sería interesante que, tal como azuzó a los venezolanos a saquear almacenes en nombre de la “justicia social”, Maduro invite a los ciudadanos más pobres a recolectar cualquier lujo que encuentren en las casas de los funcionarios del Estado.

A fin de cuentas, lo cierto es que la Ley Habilitante le da poderes sumamente peligrosos a alguien que ha probado no saber qué hacer con los que ya tenía.

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