El editorial de Gestión: “El primer tropiezo”

A pesar de que la Alianza del Pacifico había atraído la atención del mundo por sus éxitos, el presidente de Colombia ha decidido implementar salvaguardas a las importaciones de nueve productos agrícolas provenientes de los países que forman la Comunidad Andina -dentro de los cuales está el Perú-, amenazando la estabilidad del bloque.

(AP)
(AP)

¿DESINTEGRACIÓN? Con poco más de un año de vida, la Alianza del Pacífico (AP) ha logrado avances impresionantes en cuestiones de integración económica comparada con otros intentos latinoamericanos de la misma índole. Llamó la atención del mundo, por ejemplo, cuando hace poco se selló un acuerdo pactado en mayo para liberalizar el 92% de los bienes y servicios transados entre los cuatro países –Perú, México, Colombia y Chile- del bloque y se fijaron las pautas para cubrir el 99% de las exportaciones en siete años.

A pesar de representar solo un tercio de la economía latinoamericana, las exportaciones de la Alianza del Pacífico superaron en el 2012 a las de Mercosur, bloque que representa casi el 60% de la producción latinoamericana. Asimismo, los cuatros países de la AP recibieron US$ 71 mil millones en inversión extranjera directa comparados con los US$ 84 mil millones que recibieron los seis países que integran Mercosur. Y según las proyecciones del FMI, el PBI del primer grupo se expandiría en 34.6% en los próximos 5 años para llegar a ser la quinta economía más grande del mundo. Quizá es por eso que países como Costa Rica y Panamá pretenden incorporarse al bloque y países como Estados Unidos, Australia, Canadá, España, Francia y Japón se han sumado como observadores.

Todo iba de maravilla, entonces. Lamentablemente, a comienzos de mes el presidente de Colombia, motivado por presiones internas y por sus afanes de reelección, decidió imponer salvaguardas a las importaciones de nueve productos agrícolas provenientes de los países que conforman la Comunidad Andina (CAN) -dentro de los cuales se encuentra el Perú- y a los del Mercosur.

El daño que esta aparente incongruencia puede hacerle al bloque del Pacífico no debe subestimarse, pues definirá rápidamente si esta alianza tiene la capacidad excepcional (que parecía demostrar hasta ahora) de concretar los esfuerzos de integración entre sus miembros o si es otro intento fútil destinado a ser un cascarón vacío. Todo depende de qué tan rápido se corrijan las medidas impuestas por Colombia.

Como alguna vez dijo Borges citando a un autor desconocido: “Las ideas nacen dulces y envejecen feroces”. Esperemos que este no sea el caso.

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