La FAO lanzó hoy un nuevo programa para ayudar de forma urgente a 90,000 familias vulnerables en Guinea, Liberia y Sierra Leona, cuyo suministro de alimentos y medios de vida se ven amenazados por el efecto perjudicial que la epidemia de ébola está teniendo en las economías rurales, la agricultura y los mercados.
El Programa de Respuesta Regional para África Occidental ampliará la labor que la FAO realiza actualmente con los gobiernos, sus socios de las Naciones Unidas y las redes locales, para ayudar a detener la propagación de la enfermedad y abordar las necesidades inmediatas de seguridad alimentaria y nutricional.
La FAO pide con urgencia US$ 30 millones a Estados Unidos para apoyar las actividades relacionadas con el Programa en los próximos doce meses.
“Nuestra respuesta integral es parte de los esfuerzos globales de las Naciones Unidas para salvar vidas y proteger los medios de subsistencia,” aseguró Vincent Martin, responsable del Centro Subregional de Resiliencia de la FAO, con sede en Dakar.
“Seguimos un enfoque de doble vía –explicó- para ayudar a nuestros asociados de las Naciones Unidas a detener la trágica pérdida de vidas humanas, al tiempo que protegemos los ingresos, los niveles de nutrición y la seguridad alimentaria”, señaló.
“Estas iniciativas no pueden esperar”, advirtió Bukar Tijani, subdirector General de la FAO y representante regional en África. “El brote está ya reduciendo el poder adquisitivo de los hogares vulnerables –añadió- lo que significa menos comida en sus platos y un mayor riesgo nutricional para las familias que tienen ya dietas de subsistencia. El miedo y la estigmatización amenazan también con reducir las actividades agrícolas, poniendo en peligro la seguridad alimentaria”.
Los primeros resultados de evaluaciones rápidas apuntan a una situación preocupante. En Sierra Leona, por ejemplo, el 47% de los encuestados señaló que el Ébola ha perturbado considerablemente sus actividades agrícolas.
El impacto actual de la epidemia en los medios de vida puede conducir a consecuencias a largo plazo en la vida de los agricultores y las economías rurales, sostiene la entidad internacional.