(Bloomberg)
Autor: :Narayana Kocherlakota
Los antecedentes de la Reserva Federal en materia de pronósticos económicos son mucho mejores de lo que numerosos observadores reconocen. Podrían, asimismo, brindar algún conocimiento sobre la metodología del banco para manejar la recuperación.
Las críticas a los pronósticos de la Fed se han centrado en gran medida en su incapacidad de reconocer, inclusive a mediados de 2008, la profundidad y la persistencia de la recesión que generaría la crisis financiera mundial. Estoy de acuerdo en que ese error –que la Fed no fue la única en cometer- debería llevar a los economistas en el banco central y en otras partes a mejorar su trabajo incluyendo a los mercados financieros en sus modelos de pronóstico.
Dicho esto, los analistas de la Fed mejoraron después de la recesión. Pensemos, por ejemplo, en las proyecciones que aportaron para la reunión del banco central destinada a decidir la política en noviembre de 2010 (la última de la que se han dado a conocer materiales del personal).
El pronóstico, formulado en octubre de 2010, captó de manera exacta una recuperación lenta pero constante de la tasa de desempleo (que estaba en 9,5 por ciento en el cuarto trimestre de 2010) y la inflación subyacente (sin incluir los alimentos y la energía) que superó el 1 por ciento pero que no alcanzó de todos modos la meta de 2 por ciento de la Fed durante muchos años.
Es un hecho que los analistas cometieron errores significativos. Sobreestimaron en un 10 por ciento el nivel del producto interno bruto ajustado por inflación en el cuarto trimestre de 2015, y erraron la meta de la tasa de interés a corto plazo de fines de 2015 por más de cuatro puntos porcentuales. Dicho esto, los aciertos son mucho más asombrosos: teniendo en cuenta los shocks que soportó la economía durante ese período, ¿cómo pudieron acertar tanto los analistas de la Fed?
Mi respuesta (tentativa): desde 2011 hasta 2015, la Fed manejó la economía con dos objetivos complementarios: bajar la tasa de desempleo hasta 5 por ciento (desde casi 10 por ciento) y mantener la inflación en un rango de 1 por ciento a 2 por ciento. Ajustó la política monetaria en respuesta a los shocks para alcanzar estos objetivos complementarios. En otras palabras, el pronóstico para el desempleo y la inflación fue exacto porque la Fed hizo que lo fuera.
Esto plantea otro interrogante: ¿podría la Fed haber logrado un mejor crecimiento y que las tasas de interés volvieran a la normalidad más rápido si hubiera buscado una caída más abrupta de la tasa de desempleo y permitido que la inflación subiera por encima de la meta? Es un tema que los economistas sin duda estudiarán en los próximos años y podría aportar lecciones claves para manejar la próxima recesión.
Esta columna no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial ni de Bloomberg y sus propietarios.