(Reuters).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció un acuerdo de entre US$ 14,000 y 18,000 millones para Kiev a cambio de duras reformas económicas que desbloquearían la ayuda de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y otros prestamistas en los próximos dos años.
Ucrania recibió un salvavidas financiero de US$ 27,000 millones, aprobado rápidamente después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, mientras el ministro de Economía ruso hablaba de las consecuencias de la acción militar en su ex vecino soviético.
El acuerdo del FMI, que debe ser aprobado por el directorio de la agencia global el mes próximo, es un impulso político para el Gobierno prooccidental que destituyó el mes pasado al presidente Viktor Yanukovich, que contaba con el respaldo de Rusia, lo que llevó a Moscú a tomar la península del Mar Negro.
“El apoyo financiero de la comunidad internacional más amplia que abrirá el programa, asciende a US$ 27,000 millones en los próximos dos años”, dijo el FMI en un comunicado.
La crisis ucraniana ha desatado la confrontación más seria entre el Este y Occidente, desde el fin de la Guerra Fría un cuarto de siglo atrás, profundizando el desplome de la economía de Ucrania, centrada en la producción de carbón y acero, el tránsito de gas y las exportaciones de granos.
El primer ministro Arseny Yatseniuk afirmó que sin las medidas de austeridad impuestas por el FMI, la economía podría contraerse en un 10% este año. “Ucrania está al borde de la bancarrota económica y financiera”, agregó.
Kiev abrió la puerta al acuerdo con el FMI al anunciar en la víspera un radical aumento del 50% en el precio del gas local a partir del 1 de mayo, y al prometer la eliminación gradual de los restantes subsidios a la energía para el 2016, una medida impopular que Yanukovich se había negado a tomar.
También aceptó un tipo de cambio que está alimentando la inflación, que se prevé que llegará al 12-14% este año, según Yatseniuk, y una política del banco central basada en el combate a la inflación.
El primer ministro, quien asumió el cargo hace un mes diciendo que estaba en una misión “kamikaze” para tomar decisiones dolorosas, dijo que el precio del gas ruso del que el país depende podría aumentar un 79%, una receta para el descontento popular.