Bloomberg.- La economía de China puede haber bajado de puestos en la lista de preocupaciones globales, pero persisten riesgos significativos, incluso un fin abrupto de un enorme auge del crédito o una respuesta de estrategia excesivamente enérgica si la inflación se acelera, según Goldman Sachs Group Inc.
Si bien un aterrizaje duro no es la hipótesis fundamental del banco de Nueva York para el 2017 –vaticina tan solo una modesta merma– los economistas advierten que el ímpetu para controlar préstamos baratos se sentirá en sectores clave como la vivienda.
Las autoridades están tratando de limitar la efusividad en los precios de casas sin perjudicar la economía general, donde el crecimiento depende por mucho del gasto gubernamental.
La escala del auge del préstamo fue puesta al descubierto en datos del martes que mostraron que China aumentó el crédito en enero en un volumen superior al equivalente del producto de la economía de Suecia o Polonia, atizando temores acerca de la sostenibilidad del gasto.
El financiamiento total, la medición más amplia de crédito nuevo, trepó a un récord de 3.74 billones de yuanes (US$ 545,000 millones). A pesar del número general, el crecimiento total del crédito sigue mermando de manera moderada, según Bloomberg Intelligence.
Los estrategas monetarios han comenzado a endurecer las tasas del mercado monetario y los analistas pronostican más medidas para enfriar el crédito sin asfixiar la economía general, especialmente en medio de importantes cambios políticos, con cambios grandes en la conducción del Partido Comunista previstos para más adelante en el año.
Las amenazas económicas no son todas internas. Los riesgos externos incluyen una marcada caída en las exportaciones debido a una demanda menguante o crecientes barreras comerciales –el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido aranceles sobre bienes chinos– y alzas de tasas más veloces de lo esperado por parte de la Reserva Federal (Fed).
“Los mayores riesgos que vemos están en que China se centre en los crecientes desequilibrios del crédito en el país, con errores de calibración de la estrategia o una marcada conmoción externa como posibles desencadenantes de un pronunciado endurecimiento en las condiciones crediticias y un aterrizaje duro en el crecimiento”, escribieron economistas encabezados por Andrew Tilton.
Una moderación en China tendría consecuencias de contagio para toda Asia, especialmente economías abiertas menores que dependen mucho del comercio. Los precios de las materias primas sufrirían con una reacción en cadena para productores como Indonesia y Australia.
Una combinación de desaceleración del crecimiento chino y volatilidad de mercados financieros también reverberaría en todo el mundo haciendo subir el dólar y reduciendo precios de acciones, advirtieron los analistas.
“Las economías asiáticas abiertas, en particular aquellas con exposición a materias primas y/o endeudamiento en dólares, siguen siendo las más vulnerables a un aterrizaje duro en China”, dijeron.
Ciertamente, China tiene un colchón para contrarrestar cualquier conmoción, incluso un superávit grande de cuenta corriente, una posición robusta de inversión internacional neta y reservas de divisas aún sustanciales, destacaron los analistas.