(Bloomberg) Ahora que Rusia está pasando por lo que resultó ser la recesión más prolongada en dos décadas, Vladimir Putin fue alabado por los inversionistas el año pasado cuando encargó al ex ministro de Finanzas Alexei Kudrin elaborar un programa económico para 2018 a 2024, que resulta ser el próximo período presidencial.
Kudrin, a quien se le da crédito por el logro de resultados récord en la primera mitad de la era de Putin, presentó su plan el martes, justo antes de la presentación anual del presidente a los inversionistas en San Petersburgo, donde ambos hombres comenzaron su carrera política.
El nuevo plan contiene muchas de las viejas recetas de Kudrin para reactivar el crecimiento, como reducir el papel del Estado en la economía, limitar la adicción del gobierno al petróleo, invertir en educación, modernizar la infraestructura y mejorar los vínculos con Occidente para aumentar el acceso a la tecnología y estimular el comercio.
Pero aunque las políticas que abordan muchas de estas cuestiones han tenido éxito antes, las posibilidades de que Putin adopte el paquete entero de Kudrin parecen remotas. La razón, según los analistas, es que tales medidas acabarían con el modelo centrado en el Kremlin que Putin reconstruyó cuando el precio del crudo era el doble de lo que es ahora. Ese sistema recompensa a las personas más cercanas al poder, creando una red de seguidores cada vez más ricos y resistentes al cambio.
Hablando en el Foro Económico de San Petersburgo el jueves, Kudrin dijo que está seguro de que “no menos del 70% de su programa será adoptado”.
Pero “una década perdida” es la manera en que el economista franco describió los últimos 10 años, cuando el crecimiento fue de poco más de 1% al año en promedio, una fracción del casi 7% alcanzado durante los dos primeros mandatos de Putin.
“Rusia, catastróficamente, está perdiendo tiempo”, dijo Kudrin. “Desafortunadamente, las autoridades están lentamente entendiendo que los cambios estructurales son necesarios”.
Aunque Putin ha adoptado muchos de los objetivos de Kudrin públicamente, las acciones del Kremlin cuentan una historia diferente. Las empresas estatales se han vuelto más grandes en los 17 años transcurridos desde que Putin llegó al poder y el crudo sigue siendo vita para la economía.
Y que se relajen las tensiones con Estados Unidos y la Unión Europea sigue siendo una perspectiva remota.
Si bien Putin no ha anunciado su intención de postularse para lo que constitucionalmente sería un mandato final de seis años, ya se está preparando para una campaña que se espera que enfrente poca resistencia.
Kudrin dijo que espera que el hombre con el que ha trabajado desde sus días en la oficina del alcalde de San Petersburgo en la década de 1990 adopte un enfoque menos cauteloso en el nuevo período.
Pero hasta ahora los signos no son buenos. Después de recibir el plan de Kudrin, Putin ordenó a su asesor de largo plazo que trabajara con un grupo pro-empresarial para fusionar los dos programas a veces contradictorios.
Una propuesta separada del gobierno también fue presentada a Putin a principios de mayo. De ese esfuerzo combinado, el personal del presidente extraerá un plan final, según Kudrin.
El reciente repunte de los precios del petróleo y la recuperación de la economía rusa han erosionado aún más cualquier sentido de urgencia que el Kremlin pueda haber sentido.
Después de siete trimestres consecutivos de contracción, el crecimiento se reanudó en el cuarto trimestre de 2016, aunque sólo fue de 0.3%. Los funcionarios ahora esperan un crecimiento de 2% para este año y un déficit presupuestario menor que el pronóstico inicial.
Y aunque las sanciones occidentales siguen en vigor, el Ministerio de Hacienda ha logrado vender eurobonos a través de bancos locales y se está preparando otra venta. Se espera que la demanda sea fuerte a medida que los inversionistas extranjeros vuelven lentamente.