LUIS HIDALGO SUÁREZ
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El número de beneficiarios del programa social de transferencias condicionadas, Juntos, pasó de 993,234 en el 2011 a 1,613, 480 al segundo bimestre de este año, mientras que su presupuesto creció 28% en el último año (de S/. 822 millones en el 2012 a S/. 1,049 millones en el 2013).
Los presupuestos de los otros programas sociales de lucha contra la pobreza (incluido el Samu), a cargo del Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social (Midis) también crecieron de manera importante (37%) en el presupuesto de este año, sumando en conjunto S/. 2, 692 millones (el número de usuarios según la última cifra disponible se detalla en la tabla adjunta).
La evolución descrita de estos programas sociales es acorde con el lineamiento principal de política económica de este gobierno: mayor inclusión social. Por ello, no es de extrañar que el presidente Ollanta Humala haya reiterado, una vez más, que la consolidación de los programas sociales para llegar a todos los centros poblados y distritos en pobreza extrema “es una de las prioridades en la agenda del gobierno”, ayer en su visita a Arequipa, donde entregó ayuda humanitaria.
Hasta los rincones
“Ya están los programas sociales a nivel nacional y estamos bajando a nivel distrito. Algunos demoran más que otros porque tenemos que perfeccionar es el sistema de focalización de hogares de extrema pobreza (Sisfoh) que hoy ha pasado a nivel microscópico, a distrito y centro poblado, ese dato no existía”, precisó el presidente.
Para el estado, ironizó, los pobres terminaban a nivel de provincia y de algunos distritos; en cambio hoy “hemos dispuesto la ampliación de los programas pero trabajando de la mano de los alcaldes que nos dicen a qué comunidades nos hace falta llegar”. “La agenda es consolidar los programa sociales para llegar a nivel micro”, remarcó.
El objetivo social del gobierno está bien orientado; el tema es que, más que el incremento del presupuesto para los programas sociales (y en general, del gasto social) lo que la población va a reclamar siempre son resultados en términos, por ejemplo, de desnutrición infantil (que bajó de 28% en el 2005 a 19.5% en el 2011 y a 18.6% en el 20012), nivel y calidad de la escolaridad, de la salud, así como disminución de la pobreza (que cayó de 49.2% a 27.8%, y a 25.8% el año pasado), de acceso a servicios básicos, entre otros indicadores.