(Bloomberg) Cambiar ocho décadas de convención sobre la forma en que se paga el análisis de acciones en Wall Street aumentará la transparencia y reducirá los conflictos. Lo que no hará es que más gente quiere dedicarse al análisis.
Ambas opiniones pertenecen a Craig Moffett, que ve prosperar su propia firma boutique, MoffettNathanson, en tanto en Europa se instrumentarán el año próximo reglas para evitar que los administradores de fondos utilicen activos de clientes para pagar análisis.
Las reformas tienen un aspecto negativo, según el ex vicepresidente de Sanford C. Bernstein, que tiene 54 años, y podría ser la lenta declinación de las estrellas a medida que la generación actual envejece.
“Hay una pequeña cantidad de analistas dominantes que pueden ganarse la vida como lo hacemos Michael y yo”, dijo, durante una entrevista de Bloomberg junto con su socio, Michael Nathanson. “No se sabe con certeza de dónde saldrá la próxima generación de analistas”.
A Moffett la preocupa mucho menos el presente. Su firma tiene suscripciones anuales de US$ 100,000 por sus análisis sobre telecomunicaciones y medios, y más por un servicio que incorpora diálogos telefónicos con analistas y ejecutivos, según tres clientes que pidieron que no se revelara su identidad.
Las nuevas reglas podrían contribuir a consolidar firmas como la suya, que existen sin el aporte de comisiones por operaciones.
Esas regulaciones, conocidas como MiFID II, sigla en inglés de Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, apuntan a reducir una práctica por la cual las compañías de fondos dirigían pedidos de acciones a firmas como forma de pago de análisis de inversión, un acuerdo que, según los críticos, llevaba a demasiados analistas a ofrecer malos consejos.
Al proceder el dinero para análisis de las ganancias en lugar hacerlo de los activos de clientes, los administradores insistirán en obtener más por su dinero, o eso se espera.
Según los analistas, eso es “bueno para los mejores de los mejores y malo para el resto”, dijo Moffett. Pero otra consecuencia podría ser que, al reducirse los ingresos por análisis con el tiempo, y al disminuir las oportunidades para que brillen los analistas jóvenes, el sector no atraiga tanto personal talentoso como antes.
Un menor gasto en análisis y una consolidación entre operadoras y compañías de fondos probablemente sean efectos colaterales de la MiFID II, según un trabajo de octubre que publicó Bloomberg Intelligence, con Edison Investment Research y Frost Consulting.
Las firmas administradoras de activos de Europa y los Estados Unidos podrían recortar más de US$300 millones de los presupuestos de análisis anticipándose a las regulaciones, sugirió una encuesta entre firmas gestoras de fondos que realizó Greenwich Associates.
Glenn Schorr, analista de Evercore ISI, pronosticó en un informe titulado “¿Escribiendo mi obituario otra vez?” que las más perjudicadas serán las firmas administradoras de activos y las operadoras pequeñas o medianas.
Analistas famosos –como el experto en constructoras de viviendas Ivy Zelman- podrán sobrevivir, mientras que otros analistas podrían incorporarse a fondos u oficinas familiares, dijo en una entrevista Benjamin Quinlan, de Quinlan & Associates.
El informe de marzo de la firma pronosticó una reducción de entre 25% y 30% del gasto global en análisis para 2020 y describió “crecientes indicios de pánico” en momentos en que operadores y administradores de fondos comienzan a digerir los desafíos de la instrumentación de la MiFID II.