ENTREVISTA
Santiago Ramón, director del CIFF – Centro Internacional de Formación Financiera
¿Qué conceptos acuña el CIFF como parte de su identidad de una escuela de negocios?
El Centro Internacional de Formación Financiera es el resultado de un binomio que es clave para el desarrollo social y económico en el S. XXI; la conjunción entre la universidad y la empresa. Dos instituciones que en el caso de esta fundación están ejemplificadas en sus principales patronos: la Universidad de Alcalá, la institución universitaria más antigua de España, creada hace cinco siglos, y el Banco Santander, una de las mayores entidades financieras del mundo.
Esta escuela de negocios recoge la tradición secular de la formación superior en Europa y, al mismo tiempo, la eficiencia y competitividad de una entidad bancaria de primer nivel como es Santander. Sobre esta base entiende y aplica la formación que ofrece tanto a estudiantes de postgrado como a profesionales. El futuro de las escuelas de negocio, en mi opinión, pasa obligatoriamente por aplicar este binomio y por adaptarse formativamente a las necesidades que la economía y la empresa requieren en cada momento. Esta flexibilidad, basada en el conocimiento y la experiencia práctica, es la clave del éxito.
¿Cómo se posiciona la oferta del centro educativo ante el complejo contexto financiero local y mundial?
Precisamente porque la crisis ha transformado la economía y las finanzas, más importante resulta el papel que juegan las escuelas de negocio en este cambio, especialmente las que tienen una base formativa de finanzas como el caso del CIFF. Son estas instituciones las que están formando a los directivos de banca y finanzas responsables de evitar nuevas crisis en el futuro como la que ha sufrido la economía mundial. No se trata de hablar exclusivamente de finanzas éticas – que también- sino de un nuevo modelo de gestión eficiente, global, rentable y con control de riesgos.
En el caso particular de España, la recuperación tras la crisis exige nuevos y diferentes modelos de gestión empresarial y financiera que permitan alcanzar las cuotas de riqueza y prosperidad que el país tuvo hace años, sin adulterar estructuras económicas que luego podrían resultar perniciosas.
En el terreno de las escuelas de negocios, España ha vivido un exceso en su oferta formativa de postgrado derivada, principalmente, de la tendencia a retrasar la incorporación a un mercado de trabajo cerrado. Sin embargo, el mercado ha sabido diferenciar entre aquellas escuelas que cubrían las necesidades de la economía y las que sólo cubrían sus propias necesidades financieras.
En mercados como el peruano, ¿qué rol juega la formación financiera?
Juega un rol básico. Perú es uno de los países del mundo con mayor potencial de crecimiento y desarrollo en el corto y medio plazo. Las enormes oportunidades que surgen para su economía, como destino de cada vez un mayor volumen de inversión, tienen que verse apoyadas e impulsadas por una base empresarial que tenga un alto conocimiento de las estructuras financieras de la empresa. La pertenencia a la Alianza del Pacífico y su potencial de crecimiento hacen de Perú un país que está en la primera línea de la economía mundial. Una economía global que habla un sólo idioma financiero, el que marcan las NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera) que exigen un esfuerzo formativo adicional.
Otro reto es el de la formación de una base directiva, no sólo que pueda sostener y promover el desarrollo empresarial de Perú, sino que sirva como plataforma para la internacionalización de sus negocios y de su actividad. Vivimos un tiempo en el que la internacionalización de la actividad económica no debe entenderse de manera unidireccional. Si bien es cierto que Perú, como país emergente, debe contar con una base empresarial y directiva que esté preparada financieramente para recibir la inversión extranjera, también debe tener las bases de conocimiento necesarias para promover el emprendimiento y la internacionalización de sus empresas hacia otras zonas del mundo.
¿Existen algunas dificultades o debilidades generales que percibe en el grueso de profesionales de los países de América Latina?
Cada vez es mayor el número de profesionales y directivos en América Latina con una formación y una cualificación muy elevada. Esto se ha tornado en un elemento clave para la internacionalización en el país y para la atracción de inversión extranjera. A diferencia de otras épocas, ahora es un profesional o un directivo local, altamente formado, el que constituye el equipo o la división territorial de una multinacional. Las empresas extranjeras no incurren los sobrecostes de una expatriación de directivos y cuentan, además, con un agente que conoce mucho mejor el mercado y la cultura económica del país destino de la inversión. No obstante, todavía sigue habiendo margen para aumentar esta cualificación.
¿Cómo deberían asumir el reto-país los profesionales del sector público y el sector privado? ¿Habría alguna diferencia?
El sector público debe ser el garante de la seguridad jurídica y empresarial de un país y debe crear unos escenarios regulatorios que permitan el desarrollo de la economía interna y que favorezca la atracción de capital internacional. Sobre ese escenario supervisor es sobre el que la empresa privada desarrolla su actividad y hace de altavoz sobre la seguridad jurídica de un determinado país. Es en esa dirección en la que se debe trabajar de manera permanente. El clima para hacer negocios deriva de la percepción que tenga la inversión extranjera a la hora de desarrollar su actividad en Perú. Por tanto el reto es común para ambos sectores.