(Bloomberg).- El gobierno de Brasil dice que tiene un plan de infraestructura de US$ 50,000 millones para ayudar a dar impulso a la reactivación de su economía en problemas. La operadora de rutas más grande del país dice que quizás no le interese.

El presidente de CCR SA, Renato Vale, dijo que no se fía de asumir proyectos nuevos después que los costos del crédito se dispararan y el banco estatal de desarrollo BNDES redujera la escala del financiamiento barato en tanto el gobierno lucha contra un déficit presupuestario agobiante. La última vez que la compañía recurrió a los mercados de crédito locales, ofreció el doble de la tasa de interés que tenía que ofrecer antes que comenzara la crisis brasileña.

“Nadie otorga financiamiento a ocho años hoy”, dijo Vale en una entrevista desde la oficina de Bloomberg en San Pablo. “Para una empresa como CCR, simplemente es demasiado caro”.

Empresas de todas las industrias, desde astilleros hasta proveedores de servicios, están en problemas después que los inversores huyesen de la economía más grande de América Latina en medio de un escándalo por sobornos que involucra al gigante estatal de petróleo, Petróleo Brasileiro SA, y a las mayores constructoras del país. El rendimiento promedio sobre la deuda corporativa en dólares para las empresas brasileñas trepó 4.18 puntos porcentuales en los últimos doce meses y llegó a 11.97%, muestran datos compilados por JPMorgan Chase & Co.

Al mismo tiempo, el BNDES ya no está dispuesto a sostener la mayor parte de los costos de financiación para muchos proyectos tras disminuir los préstamos en 28% en el 2015. Se trata de una reversión de lo ocurrido estos últimos años, cuando se lo consideraba el motor fundamental del crecimiento en la economía más grande de América Latina y financiaba grandes proyectos a tasas por debajo de las del mercado, desde la represa hidroeléctrica Belo Monte, de 30,000 millones de reales, hasta estadios para los partidos de la Copa del Mundo 2014.

Oportunidades.
Esto amenaza con complicar los esfuerzos de la presidenta Dilma Rousseff para volver a atraer inversiones a Brasil y ayudar al país a salir de su peor recesión en un siglo. El 2 de febrero, Rousseff anunció un plan para licitar contratos para cuatro aeropuertos, seis tramos de autopistas, 7,500 kilómetros de vías férreas y 26 terminales portuarios para impulsar la infraestructura de logística, que constantemente queda entre las peores del mundo en los rankings del Fondo Monetario Internacional. Se espera que el plan atraiga US$ 50,000 millones en inversiones para estos proyectos.

CCR, por supuesto, siempre anda en busca de oportunidades, dijo Vale. Pero a menos que el gobierno ofrezca normas más claras, financiamiento más favorable y mejores tasas de retorno que en años anteriores, será difícil vender la propuesta, dijo él.

CCR acudió a los mercados de crédito locales en diciembre, cuando vendió 400 millones de reales (US$ 100 millones) en notas con vencimiento en tres años y un rendimiento de cerca de 17.68%. En abril del 2013, la compañía vendió notas con vencimiento en tres años y un rendimiento de cerca de 7.87%, según datos compilados por Bloomberg.

Mientras repiensa su estrategia de inversión, CCR podría considerar cambiar el énfasis y salir de las autopistas, dijo Vale. “Los aeropuertos son el negocio del futuro”, dijo él. Pero eso no significa necesariamente que la empresa esté interesada en hacer ofertas por alguna de las cuatro licencias aeroportuarias anunciadas por Rousseff: los proyectos simplemente no tienen suficiente exposición internacional.