El desafío mayor es pensar en el futuro de la región de Tacna y Arica, que en el pasado funcionaban como una sola, pues “era una zona con un enorme desarrollo comercial e industrial”, opinó Jaime Rosenblitt, doctor en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
“Me gustaría que pensáramos en la región, en su futuro, pensándola no desde los intereses geopolíticos de Santiago y de Lima, sino de la región en sí y aprovechar el enorme potencial de desarrollo comercial que tiene”, dijo.
Sostuvo que ya es hora de dejar los problemas limítrofes atrás y pensar en el futuro y ver cuáles son las instancias de cooperación para el desarrollo que beneficia a ambos países.
Entre los temas que debería tomarse en cuenta, están el desarrollo económico, social, humano, y resguardar la integridad. El investigador dijo que hay enormes posibilidades en la región y prevé un ánimo de cooperación hacia el futuro.
Dio un antecedente: “He demostrado en un libro reciente titulado ‘Centralidad geográfica, marginalidad política: La región Tacna-Arica y su comercio, 1778-1841’ que este desarrollo si existió”.
Zona libre de pesca
Para el historiador, la pugna por la pesca de anchoveta en el triángulo litigio podría resolverse con un acuerdo pesquero que establezca una zona libre de captura, y establecer cuotas para flota de una y otra parte para la pesca artesanal que hay en Tacna y Arica.
También recalcó el uso de algún tipo de subsidio y despejar rápidamente el tema de la pesca, e irnos al fondo que es aprovechar que en ese espacio se conectan regiones distantes.
“Arica que es la salida natural al Pacífico de Bolivia, entonces el comercio exterior de ese país se puede canalizar por ahí de una forma apropiada y de paso, asumimos el problema que tiene Bolivia”, enfatizó el investigador en el diario Financiero.