Las percepciones que muchos peruanos tienen respecto a la manera en que se ejerce el poder del actual Gobierno han coincidido en que el Perú es gobernado por dos presidentes: Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia . Y es que la participación activa que ha tenido la primera dama en la agenda presidencial ha sido motivo de estas acusaciones. Pero, ¿Qué riesgos puede traer esto para la democracia del país?.

“Solo es un riesgo para la democracia si la población cree que no puede hacer nada al respecto. Es decir, si hay evidencia real de que la primera dama está tomando decisiones políticas . Es ahí cuando se tiene que dar presión al Estado para detenerla”, sostiene el Dr. Art Kaufman, director del Movimiento Mundial para la Democracia.

Explica, de manera general, que la labor de la primera dama no puede quedarse en la de un “adorno” para el presidente, sino que puede ejercer el rol de asesora, siempre y cuando no llegue a ejercer un poder para el cual no ha sido elegida.

“El problema no son tanto las ideas o las consultas que se le hagan, sino el que la primera dama pueda estar ejerciendo poder . Si llega a haber evidencia de ello, donde se ve que ella está ordenando a la gente en cuestión de las políticas a implementar, en vez de que lo haga el presidente, entonces se convierte en un problema”, añade.

Libertad de expresión
Kaufman señala que mediante las protestas sociales , la gente se da cuenta de las “ventajas de vivir en democracia”, pues tienen la oportunidad de expresar sus quejas u oposiciones. “Esto ayuda a prevenir los conflictos”.

“Todos esos canales donde la gente de verdad participa en la formulación de políticas del país, ayuda a prevenir los conflictos . No garantiza que se resuelvan, pero al menos ayuda a que la gente sienta que está siendo consultada. Así, ambos frentes pueden expresar sus puntos de vista y se puede llegar a un compromiso o acuerdo que pueda beneficiar a ambos”, sostiene.

Asimismo, respecto a las diversas acusaciones que ha recibido Humala por parte de su familia , Kaufman asegura que dichas opiniones no afectan la democracia porque se trata de civiles que están ejerciendo su libertad de expresión .

“¿Por qué sería un problema que el padre hable mal de su hijo presidente? Él es un ciudadano y puede decir lo que quiera”, culmina Kaufman.