Sorpresivo espaldarazo del FMI a Uruguay

Comentarios con significción especial de un organismo que es siempre más que parco en elogios.

Christine Lagarde
Christine Lagarde

Muchos economistas y empresarios sospechan exceso de optimismo, por afán tranquilizador, en los mensajes del equipo económico. Pero no es el caso del Fondo Monetario Internacional (FMI). Como el organismo es siempre más que parco en elogios gratuitos, asumen especial significación los comentarios elogiosos de Christine Lagarde, su directora-gerente. En una extensa entrevista concedida al Grupo Diarios de América, con motivo del encuentro anual en Lima del FMI y el Banco Mundial con ministros y banqueros públicos de 188 países, Lagarde dijo que “no prevemos una recesión o ni siquiera una desaceleración prolongada” en la economía de Uruguay.

Aseguró que “confiamos en la capacidad de las autoridades uruguayas para adoptar las medidas adecuadas para preservar la estabilidad económica y financiera, que ha sido la piedra angular de Uruguay a lo largo de la última década”. Pero agregó que también confía en el equipo del ministro Danilo Astori “para ejecutar reformas cruciales a fin de asegurar el crecimiento en el largo plazo”. En este curso, sin embargo, no se advierten por ahora firmes metas reformistas en la pesada estructura empresarial del Estado y en otras áreas frágiles del sector público, como la educación.

De todos modos, las declaraciones de Lagarde constituyen un sorpresivo espaldarazo del FMI en momentos en que la conducción económica se debate en la disyuntiva de equilibrar la urgencia de competitividad externa con la necesidad de evitar mayor inflación. Un ritmo devaluatorio menor que el de otros países de la vecindad regional dificulta las exportaciones, en momentos en que caen los precios de muchos de sus rubros. Al mismo tiempo, acompasar la suba del dólar a la de Brasil y otros países impulsaría inevitablemente al alza la inflación, que ya se acerca peligrosamente a los dos dígitos.

Y además el gobierno enfrenta la pesadilla de presiones presupuestales de la bancada de su Frente Amplio. Se ha descartado un mensaje complementario aumentando el gasto más allá de los US$ 470 millones adicionales fijados para los dos próximos años, cuando el presupuesto será revisado de acuerdo a cómo evolucione la situación. Pero el MPP y otros sectores insisten en reasignaciones y cambios que debilitan el equilibrio y pueden afectar el buen concepto expresado por el FMI . Las presiones de legisladores oficialistas se concentran en reducir la atención a la salud y otras áreas para ceder a las demandas sin contrapartidas de los sindicatos de la educación pública.

Al margen de los coyunturales avatares presupuestales, Astori y su equipo defendieron su manejo de la política económica en una reciente conferencia.

El ministro, al reconocer la desaceleración del crecimiento, aseguró que “Uruguay no está en crisis, no está en recesión”, y “sigue creciendo”. La meta oficial de un crecimiento del 2,5% del Producto Interno Bruto este año, sin embargo, está obviamente en la cuerda floja, dado el complejo contexto internacional e interno, como incluso lo ha admitido el presidente del Banco Central, Mario Bergara. Pero los comentarios de Lagarde fortalecen el manejo global de la política económica, algo que deberían tomar como guía los sectores y parlamentarios frenteamplistas empeñados en el trasiego equivocado de los escasos recursos fiscales y en cambiarle la letra al equipo económico.

Diario El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica (Ripe)

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