Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
Uno de los descubrimientos que ha propiciado el recién inaugurado portal de transparencia.org es que Mariano Rajoy, presidente del Gobierno –con un sueldo que ronda los 78,000 euros–, no es el miembro del Ejecutivo que más gana, a pesar de su alta responsabilidad.
Dejando aparte el debate sobre si hay que subir el sueldo al presidente o debería reducirse la retribución de su director de gabinete (113,000 euros) y el de otros cargos que superan en salario a Rajoy, cabe preguntarse qué es lo que puede llevar a un profesional a aceptar un trabajo que esté remunerado de manera inferior a cualquier puesto de similar responsabilidad. Puede ser la influencia, el prestigio o el impulso futuro de la carrera profesional…
Aportar valor, un argumento de peso
Basándonos en la máxima de que el dinero no da la felicidad (tampoco la laboral, al menos a largo plazo), hay que tener en cuenta que las ocupaciones que producen más satisfacción son las que implican un mayor grado de realización personal, y se basan en las actividades que aportan un alto valor. Esto es lo que suelen plantearse los que se debaten entre escoger un empleo que les guste (aunque no esté bien remunerado) y otro que esté muy bien pagado.
Esto suele ocurrir en los altos cargos al servicio de la Administración Pública, que suelen ganar menos que otros perfiles de similar responsabilidad en la empresa privada. Se trata fundamentalmente de posiciones en el ámbito de la investigación, ONG, fundaciones e instituciones similares. Aquí, el prestigio es un motor de motivación muy superior al dinero. Aquellos profesionales que están dispuestos a cambiar sueldo y dinero por prestigio, imagen, valores y servicios a la sociedad están aceptando salario material a cambio de retribución emocional.
Invertir en un proyecto que otorga experiencias
La decisión puede estar basada en invertir en un proyecto profesional con menor retribución, pero que garantiza experiencias complementarias y enriquecedoras. Esta opción resulta positiva desde la empleabilidad y desde una visión de carrera a largo plazo, aunque hay quien piensa que el mercado aún no valora, como se debería, estas decisiones.
‘Fuga de cerebros’ desde lo privado hacia lo público
La retribución del sector público –en algunos casos inferior a la del privado– es, sin duda, uno de los grandes argumentos disuasorios para que se produzca un trasvase de profesionales.
Además, hay que tener en cuenta que el prestigio de la actividad pública se deteriora con el paso de los años, sobre todo porque puestos de dirección en este sector que deberían tener contenido profesional están ocupados por la política. Hay una franja colonizada por los partidos y demasiadas veces la confianza política prevalece sobre la cualificación y las competencias gerenciales. Éste es otro factor de disuasión para el trasvase de profesionales. Aun así, hay quien decide hacerlo.
En algunos países, como Reino Unido, se dan los secondments, que son básicamente una asignación temporal de profesionales del sector privado al sector público. Las Big Four mandan socios a una función pública para sacar adelante un proyecto y regresan más tarde a la compañía. Este modelo es el que facilita que muchos grandes profesionales acepten el paso de lo privado a lo público.
Cómo puedes revalorizarte para que te paguen más
Si te has dado cuenta de que mereces una retribución mayor, hay estrategias que puedes seguir para probar que te has revalorizado:
- Piensa en ti mismo como un producto. La clave es la singularidad. Asegúrate de que pones en juego tus valores.
- Ten en cuenta la importancia de la marca personal, y actúa en función de ella. Tu marca debe estar alineada con la de la empresa, porque esto os beneficia a los dos.
- Utiliza las redes sociales para tu visibilidad. No basta con que te conozcan y te encuentren. Es necesario que te ‘quieran’ para tener más valor.
- Una faceta internacional relevante incrementa tu valor. Demuestra que eres el tipo de profesional que sabe manejarse en diferentes culturas en sentido amplio (corporativas, sociales y políticas).
- La formación impulsa tu trayectoria y también tu retribución.
- La polivalencia también es clave: plantéate si eres un empleado capaz de trabajar en diferentes puestos; si eres un comodín y demuestras flexibilidad funcional. Eso te revaloriza.
- La experiencia resulta clave para tu proceso de revalorización. Se aprecia que sepas sacar valor de los proyectos en los que has intervenido.