Es hora de matar la jornada laboral de 9 a 5

Deberíamos ser capaces de decidir cómo y cuándo terminar nuestro trabajo; sin embargo, muchos de nosotros seguimos atrapados en el reloj. ¿El horario de 9 a 5 se acomoda con su vida o flujo de trabajo?

(Bloomberg).- Jessica Piha llega al trabajo cuando quiere y se va cuando quiere… de verdad.

“En realidad no hay un horario definido”, dice Piha, directora de comunicaciones en la startup de mantenimiento de casas, Porch, la cual permite a sus empleados trabajar bajo horarios flexibles. Piha prefiere llegar súper temprano y retirarse a las 3 p.m. para hacer ejercicio.

“Me gusta poder hacer mi trabajo cuando necesita hacerse”, dijo. “Nunca dejaré de cumplir con las fechas de entrega”.

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Así es como debiera ser para quienes nuestros trabajos no dependen de un turno específico -es decir, para el 42% de la fuerza laboral que, de acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., no trabaja en empleos que pagan por hora. Deberíamos ser capaces de decidir cómo y cuándo terminar nuestro trabajo -sin embargo, muchos de nosotros seguimos atrapados en el reloj.

“La cultura en Estados Unidos está enraizada en lo que llamo una mentalidad por horas”, dijo Carol Sladek, socia de la firma consultora de recursos humanos Aon-Hewitt. “Y con esto quiero decir programación -derivada en realidad por un turno laboral- que no tiene sentido para la mayoría de nuestras industrias basadas en servicios”.

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El horario de 9 a 5 no se acomoda con la vida de la mayoría de personas, o su flujo de trabajo. Sentarse en una silla por ocho horas seguidas no produce mejores resultados; muchos estudios han establecido los beneficios de tomar breves descansos durante la jornada. Y las mejores horas para la productividad varían de persona a persona. No a todos les gusta la mañana. Un estudio encontró que la privación de sueño cuesta a los empleadores un promedio de US$ 2,000 al año por empleado; otra investigación sugiere que la cognición alcanza su punto máximo por las tardes.

Los trabajadores también encuentran los horarios dogmáticos. Somos adultos, y nos gusta la autonomía sobre nuestras vidas.

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“En otros lugares donde he trabajado, uno quiere causar una buena primera impresión. Quiere ser la primera persona que llega y la última en irse”, dijo Alexandra Scordato, vicepresidente de marketing en Stack Overflow, un tablón de avisos para los programadores. Ella puede elegir su horario de trabajo. “Eso realmente no funciona y tiene defectos”.

Más de la mitad de los empleados encuestados por la Society of Human Resource Management mencionaron la flexibilidad como un aspecto “muy importante” de satisfacción en el trabajo en el Employee Satisfaction & Engagement Report de este año.

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La proporción de hogares con dos padres que trabajan se ha elevado a cerca de 50% desde 1970, de acuerdo con una encuesta del centro de Pew del año pasado – sin embargo, la estructura de los centros de trabajo no ha sido modificada para adaptarse a la nueva norma. Esa misma encuesta encontró que por lo menos un tercio de los padres que dicen tener dificultades para equilibrar el trabajo y la vida familiar, también piensan que la paternidad es, la mayoría del tiempo, estresante.

Y a los empleadores les preocupa lo que lo empleados quieren, porque eso se deriva en un mayor compromiso, retención y ayuda en el reclutamiento.

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Muchas de las mejoras en el horario estándar de 9 a 5 se miden en el tiempo, como es el caso de la semana de cuatro días o el día de seis horas. La razón para tales alternativas, todavía rigurosamente programadas, es que son más humanas y hacen que los empleados se sientan más felices y sean más productivos.

Las investigaciones sugieren que trabajar menos horas en un día o semana dada puede mejorar la productividad y la salud así como los niveles de retención de empleados. Este año un estudio en Suecia halló que las enfermeras que cambiaron turnos de ocho horas por turnos de seis faltaron menos días por enfermedad y por lo tanto proporcionaron una mejor atención. Otro estudio halló que las personas que trabajaron 55 horas a la semana tuvieron un peor desempeño en las pruebas cognitivas que quienes trabajaron 40 horas.

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