'Knowmads', 'e-nomads' y otras tribus que revolucionan el trabajo

Las organizaciones se están transformando en agencias de talento que quieren que los mejores trabajen a su lado. En este nuevo contexto, conviven diversas especies. Y tú, ¿de cuál eres?

El ser humano ha aprendido a controlar la ingeniería genética que puede diseñar a la carta los nacimientos. Los gobiernos controlan de tal manera los procesos y la estructura productiva que cada persona nace con una misión: los perfectos están capacitados para viajar al espacio y los que no lo son tanto tendrán que ganarse la vida con empleos de menor cualificación y valor social. Andrew Niccol retrataba de esta manera el futuro en Gatacca (1997), una película de ciencia ficción que muestra que no es ni realista ni desable esperar un gobierno ni una sociedad así.

La Fundación Innovación Bankinter recurre a este ejemplo para ilustrar que se avecina un cambio de paradigma pero alejado de este panorama aterrador, sobre todo para los humanos.

El valor del conocimiento
Ya no es descabellado hablar de profesionales itinerantes capaces de llevar su conocimiento allá donde se requiera y donde ellos deseen . Los empleadores tendrán que cambiar de actitud, porque si no valoran ese conocimiento lo perderán para siempre. John Moravec, redactor del proyecto Knowmad Society, y codirector del proyecto Aprendizaje invisible, define a estos knowmads, como trabajadores nómadas del conocimiento y la innovación.

Raquel Roca analiza a este profesional en Knowmads, los trabajadores del futuro (LID), caracterizado por su flexibilidad y libertad en cuanto a su gestión del tiempo y de su trabajo. Kandarp Mehta, profesor del IESE, dice de ellos que son “personas que trabajan para varios empleadores tomando como base su conocimiento”. A diferencia de los e-nomads, sin un territorio fijo para trabajar e hiperconectados, el conocimiento es su razón de ser.

Los e-nomads y los knowmads son sólo la punta del iceberg de una revolución laboral a la que se suman los trabajadores por proyecto o los freelance.

También se incorporan los golden workers, los más que sénior que ya se plantean una segunda carrera que nada tiene que ver con la jubilación y sí con prolongar, en la medida que su actividad y la organización se lo permite, su vida activa: la jubilación flexible, que compatibiliza la prestación con un contrato a tiempo parcial, o la percepción del 50% de la pensión con el desempeño de un trabajo a tiempo completo o parcial.

A la diversidad generacional se une una miscelánea de relaciones laborales para las que muchas empresas aún no están preparadas, sobre todo las de gran tamaño. El profesor Mehta advierte de que “estas organizaciones no tienen la flexibilidad que demandan perfiles para los que la rapidez es fundamental. De ahí que algunas como Google hayan diseñado equipos de trabajo más pequeños que pueden funcionar de manera eficaz sin la jerarquía de las grandes firmas”.

Quizá por eso son las start up las que acogen de mejor grado a estas nuevas especies. Eulogi Bordas, CEO de Photoslurp, una plataforma de visual commerce & marketing que nació a finales de 2014, ve con dificultad una buena integración ‘física’ de estos profesionales en las empresas, porque “tendrán la percepción de que pierden libertad de horario, de ubicación, dedicación, etcétera. Además esta gente suele vivir a una velocidad que muchas empresas no alcanzan, por lo que estarán insatisfechos”.

Bordas explica que trabajan con varios e-nomads para llevar a cabo sus actividades de márketing: “Mediante un gestor de tareas (Trello), nuestro equipo interno define la actividad, la dedicación y establece las prioridades. A partir de ese momento el equipo de e-nomads autoasigna las actividades que quieren llevar a cabo en función del tiempo que tenga disponible. Nuestro equipo adquiere un rol de moderador y verificador de la calidad del trabajo que realizan”.

Este modelo palía uno de los factores que puede minar el trabajo por cuenta propia: la gestión del tiempo. Inés Dalmau, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experta en psicosociología, afirma que la hiperconexión de estos profesionales “elimina el límite entre lo que es trabajo y lo que no lo es, está siempre disponible”.

Por esta razón, aunque pueda parecer limitante para los más puristas, es una opción. Sin embargo si, como dice Raquel Roca en su libro, ser knowmad es una actitud, la autogestión es posible: “Es sinónimo de estar conectado y, como su experiencia vital y profesional es una experiencia conectada y en red, difuminan las fronteras entre lo que pertenece a un campo o a otro. Lo que le sirve de utilidad en la vida personal puede aplicarse a lo laboral y al revés.Viven en lo social y aplican lo social (social business), también en sus trabajos”.

Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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