A la mitad del viaje en ascensor junto a su nuevo compañero de trabajo, finalmente tiene que admitirlo: se olvidó su nombre.
Como señala un reciente artículo del New York Times Magazine, la falta de memoria –sobre todo para recordar nombres específicos– es bastante común. Esta vez, podría salir del paso con un rápido gesto de saludo. Pero ¿qué hay de la próxima vez? Se pregunta Business Insider.
Afortunadamente, hay una manera de evitar que de vez en cuando se olvide de detalles difíciles como nombres o lugares específicos. Todo lo que tiene que hacer es seguir unos sencillos pasos:
Capte las características visuales.
Cuando conoce a alguien por primera vez, tome una foto de la escena con su mente. ¿Qué ropa lleva esta persona? ¿De qué color es su pelo y ojos? ¿Está ella o él sonriendo?
Sin darse cuenta, o quizás sí, su cerebro está creando una foto instantánea de ese preciso momento en tanto usted lo experimenta a través de un proceso complejo que se conoce como codificación –pero depende de usted mantener un buen recuerdo de modo que sea accesible en el futuro.
Más precisamente, tiene que engañar a su cerebro para que almacene un recuerdo a largo plazo en lugar de mandarlo al archivo de corto plazo, donde la mayoría de nuestros recuerdos acaban oscilando y desapareciendo.
Una de las razones por las que olvidamos con tanta frecuencia, según dijo el escritor y campeón de memoria de EE.UU. Joshua Foer en una reciente charla en TED, se debe a que almacenamos demasiadas versiones similares de recuerdos.
Piense en cuántas veces le han presentado a un amigo de un amigo o conocido a un extraño en una fiesta. Su cerebro ha codificado miles de estos recuerdos.
Todos empiezan a parecer iguales para su cerebro, y finalmente, comienzan a desdibujarse. Con el fin de proteger un recuerdo y asegurarse de que puede recuperarlo más tarde, tiene que hacerlo distinguible del resto.
Si se acuerda de que la persona que acaba de conocer tenía un llamativo cabello blanco y llevaba un vestido rojo, por ejemplo, será más probable que separe ese recuerdo de un montón de visiones recordadas a medias de apretones de manos apresurados, abrazos extraños y tintineo de vasos.
Mire sus ojos.
Por lo general usted mira a la persona que acaba de conocer, pero ¿realmente presta atención a sus ojos?
Un estudio del 2007 en el que los investigadores hicieron un seguimiento de los movimientos de los ojos de los voluntarios mientras miraban caras nuevas encontró que los que mejor recordaban los nombres vinculados con esas caras también tendían a pasar más tiempo mirando a los ojos de los extraños que a otras partes de su cara o cabeza.
Sea creativo.
Para fortalecer la conexión entre la cara de alguien (que por lo general puede recordar) y su nombre, cree recordatorios sutiles y creativos para usted mismo. Por ejemplo, digamos que usted acaba de conocer a alguien llamado Tom. La palabra “Tom” le hace pensar en “tomate”. Ahora piense en ello, ¿Tom se parece un poco a un tomate? Y la próxima vez que vea a Tom, se acordará del tomate (y con suerte recordará de llamarlo solo Tom).
Foer menciona el uso de esta técnica en su charla TED cuando señala que las personas son más propensas a recordar que alguien que acaban de conocer es un zapatero en vez que su apellido es Zapatero.
“Todo el arte de recordar mejor las cosas en la vida cotidiana”, dice Foer en su charla, “es idear maneras de transformar la mayúscula Z de Zapatero en minúsculas: para poner la información que falta en contexto, importancia, sentido y transformarlo de alguna manera para que se convierta en algo significativo ante todas las otras cosas que usted tiene en su mente”.
Establezca una conexión emocional.
No se preocupe, no hay necesidad de derramar lágrimas. Establecer una conexión emocional con la persona u objeto que está tratando de recordar puede ayudarle a recordarlos en otro momento.
En una reciente investigación, científicos de Harvard y MIT estudiaron cómo las personas se desempeñaron en diferentes tipos de pruebas de memoria, desde recordar cientos de fotos hasta memorizar el color de algunos simples cuadrados dibujados en una computadora.
Ellos encontraron que las personas eran regularmente mejores para recordar fotos –incluso si se suponía que debían recordar mucho más detalles que solo formas y colores al azar.
Con las fotografías, ellos fueron capaces de vincular lo que vieron con sus propios recuerdos o sentimientos personales. Una fotografía de una montaña rusa, por ejemplo, podría inducir a algunos a recordar la emoción o el miedo de su primer viaje. Este sentido de significado les ayudó a solidificar la memoria en el cerebro, que no se logra al ver un sencillo cuadrado rosa, por el contrario.
Haga trampa.
Si es posible, consiga el nombre de la nueva persona antes de conocerla. Un estudio del 2011 encontró que a las personas les fue significativamente mejor en aprender los nombres de los extraños cuando vieron los nombres con anticipación.
Como escribe la profesora de sicología de la Universidad de Massachusetts Amherst Susan Krauss Whitbourne en un post de Psychology Today, “conocer el nombre primero le da un ancla que puede utilizar posteriormente para asociarla con la cara de la persona”.