¿Todo es para bien? Cuando un despido es un trampolín profesional

Dejar una empresa no es el final. Más bien, puede ser un nuevo comienzo y una oportunidad no buscada pero eficaz para impulsar tu vida profesional y alcanzar el éxito.

Jesús Vega opina que la permanencia se basa en el cariño, y no en un contrato
Jesús Vega opina que la permanencia se basa en el cariño, y no en un contrato

¿Te han echado de tu empresa? No es el final. Más bien puede ser un nuevo comienzo y una oportunidad no buscada pero eficaz para impulsar tu vida profesional y alcanzar el éxito.

Según el magnate y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, su camino de fortuna y éxito profesional comenzó tras ser despedido de Salomon Brothers, en 1981.

Hace algunos días, la que fuera directora de Vogue y actual directora artística de Condé Nast, Anna Wintour, declaraba en una entrevista con Alistair Campbell, autor del libro Winners And How They Succeed, que “a todos nos deben haber despedido al menos una vez en nuestra carrera profesional”.

Wintour también cree que el punto de inflexión de su vida laboral fue su despido , en 1975, como editora junior de moda en la revista Harper’s Bazaar .

Puede que no resulte tan dramático que te echen del trabajo (sobre todo de uno que aborreces o no te aporta demasiado, aunque lo necesites). La cuestión es si un despido puede llegar a convertirse en el trampolín de tu carrera.

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Hay quien piensa que es el principio de una reinvención profesional , de un cambio que nos fortalece y nos prepara para un futuro de éxito laboral.

Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, no cree que sea estrictamente necesario vivir la situación de que te despidan, pero sí considera imprescindible -e inevitable- haber tenido fracasos profesionales.

Jesús Vega, experto en recursos humanos, piensa que el comentario de Anna Wintour sobre la necesidad de pasar por esta experiencia refleja el mundo profesional de hoy, en el que una relación para siempre con la misma empresa resulta ya impensable.

Vega opina que “las situaciones son buenas o malas según se asimilen y se afronten. El despido será algo destructivo si la persona despedida lo considera como un fracaso, sin pensar que la vida es un proceso largo lleno de errores y victorias. Depende de lo que aprendamos de ese fracaso y del impacto que tenga en nuestra valoración personal”.

José Manuel Casado, presidente de 2C, acude a las teorías sobre el duelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross para gestionar un despido: “Pasamos de la inestabilidad a la inmovilización, y luego al ‘esto no puede estar pasándome a mí’.

De ahí llegamos a la ira y a la furia, y más tarde a la adaptación. Aunque el despido se interpreta habitualmente como un cambio negativo , debe ser transformado en algo positivo que nos hace replantearnos nuestra vida; que nos fortalece y nos hace mucho más realistas acerca de lo que podemos hacer y lo que no en un próximo trabajo. Nos otorga una mayor capacidad de aprendizaje y aumenta nuestra resiliencia”.

Para José María Gasalla, profesor de Deusto Business School, el hecho de ser despedido debe ser conceptualizado como una experimentación que, llegado un momento, no se cumple.

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“Aquí el problema está en los sentimientos de autoculpa. Puede ser un paso en el desarrollo profesional de cada individuo, como en el caso de la pareja. Se piensa que va a ser para siempre, pero muchas veces no lo es. Cuando algo va mal, continuar no es el mejor camino. Y no pasa nada”.

Jesús Vega opina que la permanencia se basa en el cariño, y no en un contrato: “Ese cariño implica respeto, estímulo, metas y objetivos. No hay nada peor que el divorcio interior que te obliga a vivir de por vida en tu empresa. Ahí pierde la compañía y el empleado”.

Gasalla añade que “muchas veces, se asimila al fracasado con aquel que ha tenido que salir de una empresa, pero hay que aprovechar este cambio para conocernos mejor y desarrollarnos como profesionales.

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En Estados Unidos se ponía el límite de diez años para permanecer en una compañía, y lo normal hoy es tener entre 10 y 12 trabajos a lo largo de una vida profesional”.

En ese sentido, el despido puede implicar un nuevo comienzo. Jesús Vega asegura haber conocido un buen número de casos profesionales en los que esta circunstancia ha supuesto la mejor experiencia laboral, que fuerza a pensar en otro tipo de escenarios profesionales.

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Se refiere a la regla del 4 de Silicon Valley: “Los inversores confían preferentemente en start up que han tenido tres fallos anteriores, porque eso les ha otorgado experiencia y aprendizaje. La regla es que a la cuarta tentativa obtendrán más éxito. Y si eso lo vemos en los emprendedores y empresarios, también podemos apreciarlo en el resto de profesionales”.

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Peñalver también cree que “ante un despido tienes la oportunidad de formarte en algo nuevo, de reinventarte. Hay gente que decide emprender o que termina convirtiendo en negocio un hobby o su propio ocio. En términos de resiliencia, si capitalizas el aprendizaje sales fortalecido de un fracaso”.

Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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