Cuando Mark Cutifani asumió la conducción de Anglo American en abril de 2013, las cosas ya iban de mal en peor. Ahora son existenciales.
El presidente ejecutivo australiano habló durante años de mercados “sombríos”, de pérdidas de empleo y de abandonar negocios, pero ahora es una cuestión de supervivencia en tanto trata de rescatar la compañía centenaria del desastre de una expansión excesiva financiada con miles de millones de dólares de deuda.
Tanto Anglo como Cutifani enfrentaron críticas por actuar con demasiada lentitud para introducir una reforma de la que muchos se han burlado por considerarla demasiado vaga y carente de la urgencia requerida en el actual panorama catastrófico. En su primera aparición en público después de revelar el audaz plan de reestructuración de la gestión en diciembre, Cutifani, de 57 años, dijo en una conferencia en Ciudad del Cabo el lunes que este año parece ser el “más difícil hasta ahora” para el sector.
“O Mark Cutifani saca partido del potencial de la empresa o Anglo es comprada o disuelta”, dijo Paul Gait, analista en minería en Sanford C. Bernstein Ltd. que trabajó en finanzas corporativas en Anglo American. “La cuestión ahora es qué se dará primero: una ejecución exitosa del plan de reestructuración de Cutifani o un agotamiento de la paciencia de los accionistas para tolerar a Anglo American en su forma actual”.
Alerta
Anglo American, que llegó a ser la empresa más grande de Sudáfrica, es una de las víctimas mayores y más destacadas del colapso de las materias primas. Agobiada por el endeudamiento y con demasiadas minas que no ganan dinero, se ha convertido en el primer indicador en la minería de carbón para un sector que trata de descubrir cuándo tocará fondo.
Fue la empresa con peor desempeño en el índice FTSE 100 del Reino Unido el año pasado. Pese a una recuperación de 45 por ciento la semana pasada cuando repuntaron los precios de las materias primas, el valor bursátil de la compañía se mantiene bajo en US$6.800 millones, apenas un poco más de la mitad de sus US$ 13,000 millones de deuda.
Cutifani presentó un plan ambicioso, aunque hasta ahora escaso, para revertir su destino. El objetivo es desprenderse de más de la mitad de las minas de la compañía, deshaciéndose de las que pierden efectivo, para transformarse en una empresa mucho más pequeña. Se centrará en sus alrededor de doce activos más lucrativos: esto incluyen diamantes, a través de su unidad De Beers, cobre y platino.
En un mercado repleto de minas no deseadas, los inversores dicen que la compañía debe actuar pronto. “Tiene que haber algún movimiento en términos de ventas”, dijo Norman Mackechnie, gerente de fondos en Momentum Asset Management (Pty) Ltd., que colabora en la gestión de más de US$ 20,000 millones de inversiones que incluyen acciones de Anglo. “El gran problema es reducir la deuda”.
Anglo ya hizo cierto avance en el área de ventas, en tanto activos en asfalto, minas de cobre en Chile y operaciones marginales en platino en Sudáfrica recaudaron unos US$ 2,000 millones el año pasado. Desde diciembre, cuando reveló su gran reestructuración, la compañía también se deshizo de minas de carbón en Australia.