Barbarian, la aventura insaciable de la cerveza artesanal

Boom de la cerveza artesanal. Tres amigos son los ‘barbaros’ que cada mes sacan una ‘chela’ nueva. Son devotos del lúpulo en proporciones considerables y ahora tienen una nueva fábrica en Huachipa.

Richard Manrique Torres
richard.manrique@diariogestion.com.pe

Paulo Rivas Peña
paulo.rivas@diariogestion.com.pe

¿Quién no quisiera tomar cervezas hechas con sus propias recetas? Diego Rodríguez, Ignacio Schwalb y Juan Diego Vásquez –a sus veintiocho años de edad– acaban de destaparlas, mientras muestran su nueva fábrica ubicada en Huachipa. Invirtieron casi un millón de dólares para concretar la primera gran ampliación de su Cervecería Barbarian.

Hace dos años, como hobby, cocinaron cuatro litros de cerveza en ollas caseras y ahora su capacidad de producción es de 7,500 litros al mes, unas 22,000 botellas de 330 mililitros. En el 2011, su marca se vendió por primera vez en el bar Cañas y Tapas de Miraflores y, al poco tiempo, el restaurante Astrid & Gastón la incluyó en su menú de degustación. El boca a boca influyó para que hoy se venda en 36 locales gourmet, entre ellos Maido y Central Restaurante.

Su primera creación fue la Barbarian Red Ale (6.5° de alcohol), con un sabor a malta caramelizada, que es como la puerta de entrada al mundo de las cervezas artesanales. La ruptura quedó marcada con la 174 IPA (8°), de intenso sabor, olor y amargor por la elevada concentración de lúpulo. Y la Chaski Porter (6.5°) ocupó el lugar de la cerveza negra, con sabor a café y chocolate.

Barbarian es quizá la cervecería artesanal más innovadora del Perú: cada mes anuncian en su Facebook pequeños lotes de nuevas aventuras. Así nació la Black IPA con muña, cuantioso lúpulo y chips de roble macerados en whiskey. Fue hecha de la mano con la brasileña Cervejaria Küd y marcó el inicio de otras colaboraciones. En esa línea, sacaron la Nitro Stout con café y cacao cusqueño, una cerveza nitrogenada hecha con Cervecería del Valle, y la INK-A Brown Ale.

Pese al éxito de Barbarian, aún no piensan en exportar: “Nuestra principal meta es crear una marca y una cultura de cerveza artesanal en Perú. Mientras haya todavía un mercado local, la distribuiremos aquí. Ya en cuanto tengamos producción adicional, recién podríamos exportar”, dice Diego Rodríguez.

¿Qué más tiene en mente estos muchachos? Que su cervecería crezca mucho más, sea sujeta de crédito y puedan dejar atrás los aportes individuales como accionistas. Y, por supuesto, hacer cervezas en botellas más grandes, intensas, complejas y hasta con 12° de alcohol.

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