Frankfurt (Reuters).- El presidente ejecutivo de Deutsche Bank, John Cryan, instó el miércoles al Banco Central Europeo (BCE) a cambiar el curso de su política monetaria de inyección de dinero y advirtió que percibe la formación de burbujas en los mercados bursátiles, de bonos e inmobiliario.
“La era del dinero barato en Europa debería llegar a su fin pese a la fortaleza del euro”, dijo Cryan en un encuentro de jefes de bancos en Fráncfort, un día antes de que los gobernadores del BCE se reúnan para discutir su política monetaria.
Las bajas tasas de interés, la impresión de dinero y una multa que penaliza el almacenamiento de efectivo han sido las principales medidas del BCE en un intento de revitalizar la economía de la eurozona de 19 países tras la crisis financiera de 2008-2009.
Pero esta política monetaria, bajo la cual el BCE ha inyectado más de 2 billones de euros hasta el momento, ha provocado divisiones políticas, atrayendo fuertes críticas en Alemania, conocida por su espíritu ahorrador.
Las medidas también han supuesto un costo importante para los bancos, todavía frágiles, al convertir a los depósitos en un riesgo que muchos preferirían evitar para no tener que pagar multas por almacenaje al banco central.
El jefe del mayor banco comercial de Alemania alertó sobre las repercusiones del dinero barato y advirtió en contra de usar la fortaleza del euro como una excusa para imprimir más dinero.
“Estamos viendo indicios de burbujas en más y más partes del mercado de capital”, dijo Cryan.
Cryan también habló de Fráncfort como la opción más natural, por delante de París, Dublín o Ámsterdam, para convertirse en un centro financiero mientras los bancos empiezan a trasladarse desde Londres tras la decisión de Reino Unido de dejar la Unión Europea.
“Solo hay una ciudad europea que pueda cumplir estos requisitos y esa ciudad es Fráncfort”, dijo Cryan, destacando las autoridades supervisoras, firmas de abogados, consultorías y aeropuerto de la localidad alemana.
El Brexit ha llevado a bancos e inversores de Londres a considerar un traslado a otras ciudades comunitarias para mantener una sede en la Unión Europea que les permita continuar haciendo negocios en el continente sin costos adicionales u obstáculos comerciales tras la salida de Reino Unido del bloque.