París (AFP).- La cementera francesa Lafarge tuvo “arreglos opacos e inconfesables con grupos armados, como la organización Estado Islámico (EI)”, para mantener en funcionamiento su fábrica en Siria en el 2013 y 2014, asegura hoy el diario Le Monde.
La cementera de Jalabiya, a 150 km al noreste de Alepo, había sido adquirida por Lafarge en el 2007 y empezó a funcionar en el 2011, cuando estalla la guerra civil siria, pero “la producción se mantiene hasta el 2013, pese a la inestabilidad creciente en la región”, escribe el rotativo.
A partir de la primavera del 2013, el EI “se apodera progresivamente de las ciudades y las carreteras en torno a la planta de Lafarge”, recuerda el informe.
Pero “mensajes electrónicos enviados por la dirección de Lafarge en Siria (…) revelan acuerdos de Lafarge con el grupo yihadista para seguir produciendo hasta el 19 de setiembre del 2014, cuando el EI toma las instalaciones de Lafarge y ordena el fin de toda actividad”.
Los mensajes, que Le Monde pudo consultar, fueron publicados parcialmente por el diario sirio cercano a la oposición Zaman al Wasl.
Lafarge, que trataba de garantizar el acceso de trabajadores y mercaderías a la planta, había designado a un emisario, identificado como Ahmad Jaludi, “para obtener las autorizaciones de paso por los puntos de control del EI”, prosigue el reporte.
Los mensajes examinados “permiten establecer que la dirección de Lafarge en París estaba al tanto de esos esfuerzos”, agrega.
El cotidiano esgrime otra prueba de “los acuerdos alcanzados con el EI para permitir la libre circulación de materiales”. Se trata de “una autorización de paso del 11 de septiembre de 2014, sellada por el EI y aprobada por el director de finanzas del valiato (región) de Alepo”.
Lafarge recurrió igualmente a “intermediarios y negociantes que comercializaban petróleo refinado con el EI”, agrega Le Monde.
Lafarge, que en 2015 fusionó sus actividades con el grupo suizo Holcim, no había podido ser contactado hasta el martes por la tarde.