Tina Noriega entró al local de McDonald’s de la avenida Guardia Civil sin ninguna intención de pedir una hamburguesa. Tenía 22 años y todavía no sabía que ese día, 1 de noviembre, empezaría una carrera que la llevaría a convertirse en la directora general de Arcos Dorados en Perú.
“Tenía 22 años y buscaba ahorrar dinero trabajando medio tiempo. Planeaba seguir una maestría en turismo en Europa”, recuerda hoy la ejecutiva sentada en su oficina, ubicada justo encima del local del Parque Kennedy.
McDonald’s tiene en el Perú 31 restaurantes, 12 McCafé, 9 automac y emplea a más de 1.600 personas. Está presente en la costa y la sierra, por lo que la selva sigue siendo un tema pendiente en la expansión de la marca.
“Lo hemos pensado, pero hay temas logísticos que debemos resolver antes. Existen cadenas de frío en los productos que no se deben romper. Somos muy estrictos con nuestros procesos”, comenta Noriega.
En tiempos en los que la comida rápida es cuestionada por su calidad, McDonald’s ha encontrado la manera de reinventarse más de una vez. Esto se ha podido comprobar con las zanahorias en la cajita feliz, la reducción en las porciones de papas, los trozos de manzanas y recientemente la posibilidad de cambiar la gaseosa por yogur o agua.
“Queremos satisfacer al cliente no solo con precios competitivos, sino también con comida sana”, advierte la ejecutiva.
Hace 15 años el 90% de los proveedores de McDonald’s en el Perú eran extranjeros. Hoy, Tina Noriega no oculta su orgullo al decir que el 70% de sus proveedores son nacionales.
“Es un avance importante y vemos cómo ese trabajo y exigencia ha llevado a algunos de nuestros proveedores a trabajar con otros locales de la región”, asegura.
El 2014, McDonald’s tuvo un incremento del 4,5% de sus clientes y para el 2015 Noriega espera un crecimiento similar. “Estamos en planes de mejorar y aumentar nuestros servicios, crecer con lo que ya tenemos y consolidarnos como una alternativa para todo público”, sostiene la ejecutiva antes de revelar que para cada decisión importante se imaginan una escena.
“Pensamos en una conversación en una oficina, con la gente que está decidiendo dónde ir a almorzar. A partir de allí surgen las ideas”, concluye.
Luego de unos años en McDonald’s, Noriega se olvidó del sueño de Europa y de su vocación por el turismo. Encontró en su trabajo aquello que no sabía que estaba buscando y decidió seguirlo.