Las mayores inversiones de Nissan en Latinoamérica se han concretado en los últimos 18 meses. En pleno proceso de reajuste de las economías de la región, surge un desempeño que va en sentido contrario a la desaceleración del PBI, no solo con plantas de fabricación inauguradas, también con la cantidad de vehículos vendidos.

En esta última variable, el Perú es un ejemplo de esta evolución creciente para la marca japonesa.

“Nuestra marca vendía en el Perú, anualmente, un promedio entre 10 mil y 11 mil vehículos; en el 2014 vendimos 14 mil, fue un desempeño muy bueno basado en modelos como la Qashqai y el impacto de una mejora en el servicio posventa”, señala José Román, director general de Nissan Latinoamérica y El Caribe, quien detalla que este número de unidades vendidas significa tener una participación de mercado del 8.5%.

“Para el presente año tenemos previsto llegar a 15 mil unidades vendidas, lo que significa un crecimiento de 7.1%, casi el doble de lo que crecerá la economía”, revela el ejecutivo.

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En esta ruta de incremento sostenible de sus ventas, figura el protagonismo previsto de las colocaciones de la aerodinámica carrocería de la NP300 Frontier, que será lanzada en Perú en agosto del presente año, con la intención de servir a la industria minera, al poseer la distancia más alta del chasís hasta el piso, ideal para todo tipo de superficies.

Otro vehículo que Román estima que tendrá un gran impacto en la decisión de compra entre la población peruana es el Versa, para transporte urbano, que se ha constituido en México como la unidad más vendida, gracias al costo bajo que significa su utilización una vez adquirido.

“La industria en el Perú pasará pronto de los actuales 175 mil vehículos a 200 mil, por efecto de lo que será, entre otros motivos, la expansión en provincias, dado el crecimiento de los sectores medios y el respaldo del sistema bancario para este tipo de adquisiciones”, detalla el director regional de Nissan.

Por su parte, la estrategia global de Nissan para la región ha fijado una política agresiva de inversiones en plantas en sus principales mercados, como Brasil y Argentina.

Primero fue la inversión de US$ 1.500 millones en la planta de la ciudad de Resende, en Río de Janeiro, en el 2014, y la nueva planta en Córdoba con un desembolso de US$ 600 millones, además de la reciente inauguración de una subsidiaria en Chile.

“Nuestra constante renovación de productos que componen nuestro portafolio global ante la clase media emergente, la calidad de nuestros equipos internos, y la fuerte inversión, mientras otras marcas están en proceso de reajuste, es parte de la estrategia que aplicamos para la región”, precisa José Luis Valls, vicepresidente senior y presidente de Negocios para Latinoamérica de Nissan Motor Co.

Valls destaca que la renovación del portafolio global se ajusta a los usos de cada mercado con el aporte de dinero fresco de inversión y del talento de sus equipos de técnicos para ofrecer al cliente la mayor satisfacción.

“Tenemos previsto ubicarnos, hacia el 2018, entre las tres grandes marcas de la región”, proyecta el ejecutivo de la transnacional japonesa, siempre con la meta de crecer a una tasa mayor que el promedio de marcas que tienen presencia en América Latina.