(Bloomberg) El mundo se horrorizó ese mes al ver que a un pasajero de United ensangrentado se lo arrastraba fuera de un avión en Chicago.
Si bien la agresión del personal de seguridad de O’Hare no tuvo nada que ver con una sobreventa del vuelo, fue veloz la asociación con esta tradicional política de anteponer las ganancias al ocasional poseedor de un pasaje. Es blanco de duras críticas desde entonces.
El jueves, United y el pasajero maltratado, el Dr. David Dao, resolvieron su disputa en forma extrajudicial. Pero las repercusiones han sido mucho más amplias y llevaron a que se modificaran las políticas de sobreventa e incluso a la eliminación total de esa práctica en algunas líneas aéreas.
Ahora la apuesta de las aerolíneas para calmar a un público viajero indignado culminó con la promesa de pagos impactantes por el asiento de un pasajero cuando un vuelo está sobrevendido: hasta US$ 10,000 en United Continental Holdings y Delta Air Lines.
Pero si usted está ideando planes para embolsar diez grandes con la compra de un pasaje en un vuelo pico de un lunes a la mañana o un viernes a la noche, mejor piénselo dos veces. No hay un “premio gordo de US$10.000” en al aeropuerto a la espera de que alguien se lo lleve. La verdad es que no.
La sobreventa de pasajes se ha convertido en un componente fundamental de la forma en que las líneas aéreas gestionan los ingresos. Es una manera racional de ocupar todas las plazas ante problemas cotidianos inevitables que hacen que los pasajeros pierdan un vuelo o renuncien a hacerlo.
Históricamente, cuando esto ocurre, se buscan voluntarios con la promesa de una estadía gratuita en un hotel o vouchers de viaje. Si nadie se ofrece, se elige a pasajeros desafortunados de la clase turista (los viajeros ricos y de negocios del frente rara vez se ven expulsados).
Los elegidos reciben la misma habitación de hotel y quizá algo de dinero y otros obsequios, igual que los voluntarios.
Pero volvamos a la jugosa compensación. No es probable que ni Delta ni United entreguen US$10.000 para resolver el problema de un vuelo sobrevendido. Para empezar, no les hace falta.
Dos personas del vuelo de United Express a Louisville en el que Dao sufrió lesiones recibieron menos de US$ 1,000 por renunciar a sus asientos. Un tercero ofreció hacerlo por US$ 1,000. Por eso, alguna suma muy por debajo de los US$ 10,000 parece un precio de mercado adecuado para que una línea aérea libere los asientos que pueda necesitar.
American Airlines, entretanto, no da a conocer cuál es la compensación máxima pero fija el monto “adecuadamente para obtener el número correcto de voluntarios”, dijo el portavoz Ross Feinstein.
En segundo lugar, en este casino, la casa tiene todas las cartas. Las líneas aéreas deciden qué vuelos van a estar sobrevendidos y en qué cantidad de asientos, basándose en datos pasados.
Pueden limitar, ampliar o interrumpir esta práctica como les parezca. United, por ejemplo, planea reducir la sobreventa; actualmente sólo el 4% de sus vuelos tiene más clientes con pasaje listos para embarcar que asientos, informó la línea aérea el jueves.
La sobreventa es una herramienta que tienen las aerolíneas para aumentar los ingresos, pero no es una necesidad; sus costos se manejarán en forma muy minuciosa. ¿Y ese mágico pago máximo?
Es más una promesa por cuestiones de relaciones públicas; usted tendrá más probabilidades de hacerse de US$10.000 en Las Vegas que en un aeropuerto.