Bloomberg.- Fuera de Suecia, Daniel Ek no es un nombre conocido. Ello probablemente cambiará este año cuando Ek, de 33 años, procure convertir Spotify, el negocio de streaming de música que fundó hace un decenio en Estocolmo, en una compañía que cotiza en bolsa que podría valer US$ 8,000 millones.
El éxito de la oferta pública inicial dependerá de que los inversores crean que Ek puede convertir un rápido crecimiento del ingreso en una ganancia sostenible en un futuro no tan distante.
Este sueco de hablar suave y cabello rapado debe superar las inquietudes de que Spotify es un mero canal de distribución, dependiente de los tres grandes sellos discográficos cuyas costosas comisiones de licenciamiento son una severa restricción.
También necesita convencer al mercado que Spotify no perecerá por la competencia con rivales ricos como Apple Inc. y Amazon.com Inc., quienes de buen grado subsidian servicios musicales para vender más cosas.
Hasta ahora, Ek ha superado bien los retos. El modelo de negocio de Spotify está basado en vender suscripciones mensuales de US$ 10, aun cuando tiene un servicio gratuito en el cual vende publicidad.
Ek se ha vuelto adepto para negociaciones delicadas con sellos discográficos que hubieran causado que alguien menos resuelto desista de proseguir.
También ha superado errores tempranos en la transición a la plataforma móvil y ha asegurado que el servicio de streaming de Apple no descarríe el crecimiento.
En el proceso, ha advertido también que dirigir una empresa con más de 1,500 empleados con frecuencia significa hacer cosas aburridas que no vienen naturalmente.
Vestido con una camiseta negra con una leyenda que rezaba “Suits Suck” (“los trajes fastidian”, en inglés), Ek recientemente dijo a una audiencia en una conferencia tecnológica que había aprendido a amar recursos humanos y el buen software para empresas.
Spotify tiene en verdad algunas cosas para su OPI que complacerán a multitudes: una marca popular, un firme crecimiento del ingreso y más de 40 millones de suscriptores pagos (el doble de la cantidad de Apple).
Las ventas subieron casi 80 por ciento a 1,950 millones de euros (US$ 2,030 millones) en el 2015, según informes publicados en Luxemburgo. Se creen que habrán subido otro 50% en el 2016, según un informe de Bloomberg News en julio.
Aun así, registra pérdidas. La mayor debilidad de Spotify es pagar la mayor parte de su ingreso a sellos discográficos y editoriales por el derecho de reproducir su música.
Su costo sobre el ingreso ha oscilado entre 81% y 83% en los últimos tres años en mayor parte debido a esas regalías. Ello significa que su margen bruto de 17%-19% está muy por debajo de la norma para una compañía tecnológica vigorosa y se asemeja más a la de un minorista de vieja escuela.
Los aficionados de Spotify dicen que la empresa puede ser rentable cuando la base de suscriptores sea lo suficientemente grande como para absorber las regalías y otros gastos como investigación y desarrollo, y marketing.
Pero llegar a la ganancia requerirá grandes mejoras, algunas de las cuales no están totalmente bajo el control de Ek, tales como mantener el poder de determinar precios.
O Spotify reduce los costos de licencias negociando mejores términos con las discográficas, o bien tendrá que gastar menos en otras cosas.
En comparación, Netflix – el más exitoso negocio de contenido digital basado en suscripciones, en vista de sus 92 millones de clientes – posiblemente haya registrado un ingreso de US$ 8,800 millones y US$ 348 millones en ganancia de explotación en el 2016, según datos de Bloomberg.
Tiene un margen bruto de 32%, gana US$ 108 al año por usuario en Estados Unidos y US$ 97 en el exterior.
Según cálculos de Gadfly, para que Spotify consiga US$ 300 millones en ganancia operativa, necesitará aumentar su base de suscriptores pagos a 60 millones, su margen bruto a 30%, y la recaudación promedio por usuario a US$ 100 anuales, de alrededor de US$ 72 el año pasado. Por ello, hay aún mucho trabajo por delante.
Y si valuaciones como las de Netflix están motivando a Ek, éste aún tiene un largo camino por recorrer. Netflix cotiza a alrededor de cinco veces el ingreso previsto.
Un múltiplo similar implicaría una tasación de US$ 15,000 millones para la OPI de Spotify. Ello parece tan probable como una gira de reconciliación entre Kanye West y Taylor Swift, los archienemigos de la música pop.
Ek tiene sus hinchas, empero. Es posible que el futuro del negocio de la música dependa de Spotify. Ya aporta un 10% del ingreso total de los sellos, y es lo suficientemente grande como para contrarrestar el poder de los gigantes tecnológicos. Es mucho peso sobre los jóvenes hombros de Ek.