Sospechas y malas relaciones arruinan acuerdo para fusionar Bouygues Telecom y Orange

La operación habría creado a un actor dominante en un sector dañado por la fuerte competencia, pero el acuerdo se desplomó el viernes, cuando Bouygues decidió no vender su negocio de telecomunicaciones a Orange.

El fracaso supone un golpe, no solo para las empresas, sino también para el Gobierno francés. (Bloomberg)
El fracaso supone un golpe, no solo para las empresas, sino también para el Gobierno francés. (Bloomberg)

París (Reuters).- Cuando el primer ministro francés, Manuel Valls, llamó al multimillonario Martin Bouygues la semana pasada en un intento por salvar la fusión entre Bouygues Telecom y la compañía de telecomunicaciones controlada por el Estado, Orange, ya era demasiado tarde.

La operación habría creado a un actor dominante en un sector dañado por la fuerte competencia, pero el acuerdo se desplomó el viernes, cuando Bouygues decidió no vender su negocio de telecomunicaciones al ex monopolio estatal, a pesar de que él mismo había planteado la idea cuatro meses antes.

El hecho de que Bouygues hubiera confirmado que el poco rentable proveedor de servicios de telecomunicaciones que fundó en 1994 estaba a la venta hizo que tanto sus rivales como el ministro de Economía francés, Emmanuel Macron, pensaran que el empresario no tenía más remedio que desprenderse de la firma, según dijeron a Reuters personas cercanas a las discusiones.

“Es probablemente debido a esta primera impresión que todos ellos trataron de hundirlo”, dijo una de las fuentes, vinculadas a Orange, en referencia al Gobierno francés, que tiene un 23% de Orange, y a sus rivales Iliad y SFR .

Para que la operación hubiera salido adelante, Iliad y SFR tenían que haber estado de acuerdo en comprar algunos activos de Bouygues Telecom que aliviaran los problemas de competencia. Portavoces del Ministerio de Economía francés, Orange, Bouygues, SFR y Iliad no hicieron comentarios para incluir en este artículo.

Las semanas de conversaciones fueron la mejor oportunidad en años para contar con un actor menos y reducir la presión de la competencia que ha lastrado los beneficios de la industria francesa y alejado el capital necesario para la inversión en redes que mejoren el servicio en una economía basada cada vez más en los datos.

El fracaso supone un golpe, no solo para las empresas, sino también para el Gobierno francés.

El lunes, los mercados europeos reaccionaban al colapso del acuerdo y provocaban un desplome las acciones de Bouygues, que se hundían un 14.85% a las 1118 GMT. Los títulos de Orange, en tanto, caían un 4.81%.

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