Johannersburgo (AFP).- La autoridad de la competencia de Sudáfrica aprobó el jueves bajo ciertas condiciones la fusión de la cervecera belgo-brasileña AB InBev y la británica SABMiller, allanando así el camino a una de las mayores operaciones de este tipo de la historia.
Entre esas condiciones figura la venta por SAB Miller de su participación en Distell Group, una multinacional del sector con sede en Sudáfrica, para prevenir una posible pérdida de puestos de trabajo en una economía sudafricana que afronta ya numerosos problemas.
“El tribunal de la competencia aprobó la fusión de los gigantes de la cerveza Anheuser-Busch InBev (AB InBev) y SABMiller bajo condiciones destinadas a tomar en cuenta a la vez el interés general y las normas de la competencia”, indica un comunicado de la justicia sudafricana.
La fusión de AB InBev y de SABMIller, anunciada a finales del año pasado, ya recibió la luz verde de las autoridades de la competencia europeas, así como de una quincena de autoridades equivalentes en todo el mundo.
África, un continente en el que SABMiller está muy bien implantada, es un mercado codiciado por AB InBev debido a su población joven.
Esta fusión entre la primera y la segunda cervecera mundiales está destinada a crear un líder mundial del sector. Entre las marcas de AB InBev figuran Corona, Stella Artois o Budweiser. SABMiller posee marcas como Miller, Peroni, Pilsner Urquell y Grolsh.
La megafusión mediante la compra de SABMiller por AB InBev había sido anunciada en noviembre pasado, por un importe de 126.500 millones dólares, una de las mayores adquisiciones de la historia.
Sin embargo el valor actual es considerablemente menor debido a la caída de la libra tras el voto en Reino Unido en favor de abandonar la Unión Europea, y puede situarse en torno a los 106.500 millones.
Juntos, AB InBev y SABMiller elaboran cerca de 60.000 millones de litros por año, es decir el triple que el actual número tres del sector, el holandés Heineken.
“Estamos muy satisfechos con esta decisión” de las autoridades de la competencia sudafricanas, comentó el presidente de AB InBev, Carlos Brito, en un comunicado.
“Reconocemos el importante rol de las cervecerías sudafricanas en la economía del país y para la sociedad, y estamos impacientes de contribuir a ello al respectar nuestros compromisos en términos de empleo, apoyo a abastecedores y promoción de la emancipación económica de los negros”, añade, en alusión a la discriminación positiva prevista por la ley sudafricana.
La Comisión Europea, al aprobar en mayo pasado la compra de SAB Miller por AB INbev, aseguró entonces que la entidad que naciera con la fusión venderá a nivel mundial “dos veces más de cerveza y obtendrá beneficios cuatro veces más elevados que Heineken”, el número tres.
En relación a Carlsberg, actual número cuatro mundial, las ventas del nuevo grupo “serán cinco veces superiores y sus beneficios se multiplicarán por doce”, añadía la Comisión.
La fusión, que ha recibido entre otros la luz verde de las autoridades de India, Corea del Sur, México o Chile, está aún pendiente de la aprobación del Departamento de Justicia de Estados Unidos y del Ministerio de Comercio de China, según Bloomberg.