The Economist: la FIFA y su trofeo sin brillo

Las acusaciones contra sus dirigentes pueden ser el punto de inflexión para el ente máximo del fútbol mundial.

El FBI ha estado investigando a la FIFA durante al menos cuatro años.
El FBI ha estado investigando a la FIFA durante al menos cuatro años.

El deporte está plagado de corrupción, desde las coimas a funcionarios que ayudan a otorgar la organización de torneos a países que no lo merecen, hasta los sindicatos de apuestas que amasan ganancias mal habidas al arreglar partidos con la ayuda de jugadores sin escrúpulos. FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, más que cualquier otra organización deportiva, se ha convertido en un símbolo mundial de esta corrupción generalizada.

La FIFA se ha visto envuelta en escándalo tras escándalo en los últimos años, relacionados a, entre otras cosas, la distribución de derechos globales de marketing y la adjudicación a Rusia y Qatar de los derechos para organizar los Mundiales del 2018 y 2022, respectivamente. Se han llevado a cabo numerosas investigaciones y se han redactado varios informes. Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado detener la podredumbre dentro de la organización con sede en Zúrich.

Eso puede cambiar después de los acontecimientos del 27 de mayo. La policía suiza, a petición de fiscales estadounidenses, irrumpieron en un hotel de Zúrich y arrestaron a siete dirigentes de la organización como sospechosos de recibir sobornos por más de US$ 100 millones. Uno de los detenidos era Jeffrey Webb de las Islas Caimán, quien ocupa el cargo de vicepresidente de la FIFA y presidente de la Concacaf, la Confederación de Fútbol de Norte y Centro América y el Caribe –esta última región ha sido el blanco de muchas denuncias de soborno durante años. También fueron arrestados otros dirigentes de Uruguay, Brasil y Costa Rica, uno de los cuales estaba listo para sumarse al comité ejecutivo de la FIFA esta semana.

El FBI de Estados Unidos ha estado investigando las trampas de la FIFA durante al menos cuatro años. Aunque no sea una superpotencia del fútbol, Estados Unidos tendría competencia sobre las transacciones que se realizaron dentro de su sistema financiero, se pagaron en dólares o fueron planeadas en suelo estadounidense. Suiza no extradita a sus propios ciudadanos, pero está dispuesto a enviar a los extranjeros, si se cumplen ciertas condiciones.

Los mayores escándalos en la FIFA tienen que ver con las circunstancias que rodean la adjudicación de las próximas dos Copas del Mundo. Pero la investigación estadounidense se remonta mucho más allá. En una acusación presentada en el día de las detenciones, Estados Unidos acusó a nueve funcionarios de la FIFA (incluidos los siete detenidos en Zúrich) y otros cinco dirigentes por cargos de crimen organizado, fraude electrónico y lavado de dinero que habría comenzado hace casi un cuarto de siglo. Algunas de las denuncias se refieren a la caída en el 2001 de ISL, agencia de marketing afiliada a la FIFA. Se presume que ejecutivos de marketing pagaron más de US$ 150 millones en sobornos para obtener derechos de prensa y comercialización de torneos.

Además de Webb, otro de los acusados es Jack Warner, su predecesor de Trinidad y Tobago. Las autoridades estadounidenses dijeron que cuatro de los acusados ya se habían declarado culpables (incluyendo los hijos de Warner). Warner ha rechazado de forma sistemática las acusaciones en su contra, tildándolas de “impías” y “malditas estupideces”. Las oficinas de la Concacaf en Miami también fueron allanadas esta semana. El caso se vio reforzado por la cooperación de un exfuncionario de la FIFA, Chuck Blazer, que usó un micrófono escondido.

Las acciones de EE.UU. deben alentar a otros países a investigar a la FIFA de manera más diligente. De forma reveladora, en un caso separado, las autoridades suizas allanaron esta semana la sede de la FIFA en Zúrich, decomisaron registros electrónicos y dijeron que habían abierto un proceso penal contra “personas desconocidas” bajo sospecha de lavado de dinero y otros posibles delitos en relación con los torneos del 2018 y 2022. Diez miembros de la FIFA que participaron en la votación, incluyendo el ministro de Deportes de Rusia, serán interrogados.

Los dirigentes de la FIFA se habían reunido en el hotel Baur au Lac para el congreso anual de la organización y tenían previsto elegir a su presidente en una votación programada para el 29 de mayo. El actual presidente, Joseph Blatter (quien no estuvo entre los detenidos o acusados) era el principal favorito para hacerse con un quinto mandato en el cargo, gracias al fuerte apoyo de los miembros africanos y asiáticos. El único otro contendiente es el príncipe Ali bin al-Hussein de Jordania, luego de que otros candidatos se retiraron en las últimas semanas, citando una atmósfera de autocracia. (Blatter fue una vez llamado “el más exitoso dictador no homicida del siglo pasado”).

En una conferencia de prensa convocada a toda prisa, un portavoz de la FIFA insistió que la elección se llevaría a cabo de todas maneras. Las detenciones fueron, según sugirió (un tanto inverosímil), parte del proceso de reforma de la FIFA. La UEFA, la organización del fútbol europeo, pidió que se posponga la votación y consideró boicotearla si no fuera así. De llevarse a cabo, y si Blatter ganara, de seguro caerá más desaprobación internacional sobre los líderes de oídos sordos de la FIFA. Blatter, de 79 años de edad, puede no haber sido acusado de nada, pero ha presidido el capítulo más oscuro de la escabrosa historia de la FIFA.

La gran pregunta para la FIFA en el corto plazo, además de quien la dirigirá, es que si la pueden hacer reconsiderar su decisión de adjudicar las próximas Copas del Mundo a Rusia y Qatar, algo que debería hacer, pero parece poco probable. El caso abierto por EE.UU. no se centra en la votación para esos torneos. Incluso si la investigación de Suiza descubre algo, tendría que ser muy incriminatoria para que se reabra la puja por el Mundial 2018; una sede alternativa se vería en apuros para estar lista en tres años. Qatar es más vulnerable, pero después de haber sobrevivido a una serie de escándalos, incluyendo uno relacionado al trato de los trabajadores inmigrantes, aún puede sobrevivir esta vez.

La cuestión a más largo plazo es qué significan los eventos de esta semana para la reforma de la FIFA. Como la mayoría de otros órganos internacionales deportivos, la organización tiene un monopolio natural en su deporte debido a las enormes barreras para la entrada de cualquier otra organización rival. Las federaciones de fútbol en los países ricos podrían boicotear sus torneos –se ha conversado sobre esto dentro de federación europea– pero luego ellas perderían las riquezas que proceden de la organización de torneos internacionales, incluyendo los acuerdos de patrocinio. Las federaciones en países pobres dependen de las donaciones de la FIFA y son más vulnerables a los sobornos. (El supuesto soborno en la elección de Qatar fue dirigido principalmente a los delegados africanos).

Suiza se ha beneficiado mucho de la presencia de la organización en su territorio, del mismo modo la FIFA aún goza de una situación fiscal favorable y regulación mínima. En su historial, no se puede minimizar ninguna omisión adicional sobre la FIFA por parte de las autoridades suizas a raíz de sus investigaciones.

Algunos de los mayores patrocinadores de la Copa Mundial expresaron su preocupación por cómo los escándalos habían “manchado”, según Coca-Cola, la imagen del torneo. Visa dijo que si la FIFA no hace cambios, reevaluaría su patrocinio. La mayor esperanza por una reforma bien podría venir de las corporaciones que financian la Copa del Mundo, debido al temor de verse manchados por estos escándalos.

El cambio puede llevarse a cabo, como muestra la experiencia del Comité Olímpico Internacional. En la década de 1990, el COI pasó por una serie de escándalos, entre ellos entregar como regalo los Juegos de Invierno de Salt Lake City en el 2002. Desde entonces, ha mejorado su gobernanza con una serie de medidas, incluyendo la expulsión de malos funcionarios, bases de licitación más estrictas y límites para los mandatos de los miembros del comité. La FIFA ha introducido algunas reformas, y una línea directa para denuncias, pero sigue siendo turbia y llena de problemas.

Estados Unidos recibe muchas críticas por estirar el largo brazo de su sistema judicial en todo el mundo. En este caso, muchos de sus críticos estarán agradecidos de que haya lanzado una granada legal a una organización que se ha salido mucho con la suya durante demasiado tiempo. El príncipe Ali llamó al 27 de mayo “un día triste para el fútbol”. Todavía puede ser visto como uno feliz si las reverberaciones ayudan a llevar a cabo la tan esperada limpieza en la organización deportiva más popular del mundo.

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