Hace menos de dos años, en diciembre de 2015, el Ayuntamiento de Madrid sepultaba el proyecto del Real Madrid y sus dirigentes -plan aprobado por la administración anterior de la capital española-, que suponía la remodelación y ampliación del Santiago Bernabéu, para incluir en las instalaciones un centro comercial de más de seis mil metros cuadrados y un hotel.

Desde ese entonces, el club merengue continuó con sus intentos de desarrollar el millonario plan, destrabando finalmente la decisión de la alcaldía. Ayer el ayuntamiento de la ciudad dio luz verde al Real para comenzar las obras que significarán una inversión total de US$ 444 millones, que comenzarán este verano europeo y se extenderían hasta 2019.

Tras la remodelación el mítico estadio será 12 metros más alto, ampliación necesaria para instalar una cubierta retráctil que protegerá la cancha y las tribunas, que también se rediseñarán en esta oportunidad sin cambiar el aforo.

El proyecto también incluye una inversión de casi US$ 15 millones, destinados a áreas peatonales y jardines. Estos parques estarán emplazados en lo que actualmente es la “Esquina del Bernabéu”, que será demolida, y los espacios de estacionamiento entre el Paseo de la Castellana y la fachada oeste. Ambas modificaciones fueron exigencias del ayuntamiento, que deberán ser pagados íntegramente por el club, para cumplir con el requisito de que las obras “persigan los intereses del público general”.

Tal ha sido la inversión necesaria para la remodelación que la afición madridista ya se preocupa por quién financiará todo esto. El Real Madrid suscribió un acuerdo de patrocinio con una compañía petrolera, por lo que se baraja que el Bernabéu pueda llevar un apellido comercial después de las obras, opción que no sería del gusto de toda la hinchada.