Le pasó al Empire State, a las desaparecidas Torres Gemelas -a su sucesor el One World Trade Center- y ahora también a la Shanghai Tower, el rascacielos más alto de China y el segundo de mayor envergadura en el mundo. Con 632 metros de altura y 128 pisos y luego de tres años de su inauguración, el edificio está teniendo serios problemas para conseguir inquilinos.
Según un reporte de CNBC, el auge de la construcción que han vivido las grandes urbes asiáticas en los últimos años ha generado un superávit de metros cuadrados disponibles en las grandes torres. “Con más y más rascacielos en Shanghai y en otras ciudades, la vacancia se mantendrá alta por bastante tiempo”, comentó a ese medio Anny Zhang, jefe de la oficina de leasing de JLL Shanghai, uno de los agentes inmobiliarios de la Shanghai Tower.
Así, todavía son varios los pisos de la torre que continúan completamente vacíos, entre ellos el espacio destinado a un futuro hotel. La situación se ha visto incrementada porque si bien cerca del 60% de los espacios para oficinas están arrendados, la mayoría de los inquilinos aún no se mudan.