Multimillonario Dart se reinventa como magnate inmobiliario de las islas Caimán

El traslado de Ken Dart al Caribe a mediados de los 90, lejos de la empresa de vasos de poliestireno de su familia en Michigan, recibió muchas críticas porque se lo consideró una descarada maniobra para evadir impuestos.

A menudo se ve a Ken Dart paseando por los jardines del elegante Camana Bay. (Bloomberg)
A menudo se ve a Ken Dart paseando por los jardines del elegante Camana Bay. (Bloomberg)

(Bloomberg).- Dos décadas después que Ken Dart renunciara a su ciudadanía estadounidense y se llevara a su asesor de impuestos con él al Caribe, el inversor multimillonario en bonos y magnate local se está reinventando como el mayor propietario de inmuebles de las islas Caimán.

Ofreciendo una fugaz y poco común visión de las carteras de Dart, Mark VanDevelde, máximo responsable ejecutivo de la sociedad controlante Dart Enterprises del multimillonario en las Caimán, hace poco le dijo a Bloomberg que Dart en estos momentos está menos interesado en deuda extranjera con problemas de recupero y que cada vez más se está centrando en el desarrollo de propiedades de lujo en las islas Caimán y otros lugares, especialmente de América Latina.

“Los fondos buitre son una pequeña parte de nuestra cartera total”, dijo VanDevelde. “Tuvimos demanda de inquilinos de oficinas y es allí donde hay crecimiento desde un principio. Ahora estamos trasladando el foco de atención a los centros vacacionales y las propiedades residenciales”.

El traslado de Dart al Caribe a mediados de los 90, lejos de la empresa de vasos de poliestireno de su familia en Michigan, recibió muchas críticas porque se lo consideró una descarada maniobra para evadir impuestos. Hoy, a menudo se lo ve paseando por los jardines del elegante Camana Bay, que incluye un desarrollo residencial, un puerto deportivo y un Town Center con oficinas que en su mayor parte están ocupadas por fondos de cobertura y otras firmas financieras. Un hotel Four Seasons cinco estrellas en construcción pronto completará el desarrollo, todo conectado por una red de bicisendas.

Playa virgen.
Los huéspedes del hotel de Camana Bay cenan en un patio exterior que da a la cancha de tenis con un helipuerto al otro lado del puerto, donde Richard Branson hace poco jugó con Anna Kournikova. Cada tanto, Paul Allen surca las aguas locales con su yate de 414 pies (126 metros), que transporta un helicóptero y un submarino.

Vistas desde el mar, las posesiones de Dart son impresionantes. Un breve viaje en lancha desde un simpático puertito, pasando por unas lenguas de arenas donde se puede hacer snorkel, reveló una playa virgen situada entre un bosque y unos bajíos –todo propiedad de Dart-.

La lancha se deslizó junto a un inmaculado camino de ladrillos del Town Center de Camana que une el sector del restaurante al aire libre con una fuente rodeada por palmeras cuidadosamente alineadas. Pero nadie se daría cuenta de que algo de esto pertenece a Dart. Hay sólo un pequeño letrero a la entrada de uno de los edificios de oficinas del desarrollo con el nombre de Dart en él. Nada de ostentación al estilo Trump aquí.

La joya de la corona.
Camana es la joya de la corona de las posesiones inmobiliarias de Dart, que ahora representan más del 8% de su paraíso de arenas blancas y buceo para los ricos y famosos. También compró terrenos para desarrollar en las islas Turcas y Caicos y las Bahamas así como en por lo menos diez países de todo el mundo. La compañía se preocupa por resaltar que, además de los enormes desarrollos de resorts de lujo, Dart reserva tierras para conservación.

“Tiene tierras en todo el mundo, ciento de miles de acres, en la Patagonia, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, México, Jamaica y Canadá, y la mayor parte de ellas en zonas alejadas y vírgenes”, dijo VanDevelde, miembro de Michigander. “Los lugares se prestan para las iniciativas de conservación porque están en zonas de la naturaleza muy alejadas”.

Generador de empleo.
En su papel de desarrollador de las islas Caimán y generador de empleo, Dart aparece como una especie de miembro destacado de la aristocracia adinerada local. Un motivo importante para que sobresalga es que sus proyectos ayudaron a contrarrestar los problemas económicos que provocaron las crisis financieras del 2008. En aquel momento, los activos bajo administración de unos 10,000 fondos de cobertura registrados en la isla cayeron casi a la mitad de los US$ 3.4 billones originales, según Anthony Travers, presidente de la Bolsa de Valores de las Islas Caimán. En 2009, la economía local se contrajo un 7%.

Además de sus actividades inmobiliarias, Dart también dio impulso a la economía local al instalar la sede central de su empresa mundial de inversiones en su desarrollo de oficinas y resorts. Desde sus oficinas de las islas Caimán, administra una fortuna de US$ 5,000 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Esta comprende unos US$ 700 millones en por lo menos diez compañías de biotecnología, así como miles de millones en ganancias de décadas de inversiones en deuda en mora de Brasil, Grecia y Argentina.

Uno de los tres hijos varones del difunto fundador de Dart Container Corp. de Mason, Michigan, Ken dejó su cargo de presidente de la empresa de vasos el año pasado y ya no es accionista, dijo Tony Wilbert, portavoz de Dart Enterprises.

Abultada billetera.
Su estrategia de invertir en países a punto de entrar en cesación de pagos provocó indignación en todo el mundo. La presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, cuyas autoridades impositivas una vez allanaron las oficinas locales de Dart Container, lo ha calificado de inversor “buitre” por tratar de presionar a su país para que devuelva la deuda impaga a valor de mercado.

Con los años, los gobernadores de las Caimán vieron con agrado la abultada billetera de Dart. Hace poco, demolió un Coutyard Marriott abandonado para dejarle lugar a su hotel Four Seasons de 62 condominios y 263 habitaciones. Además de propiedades, Dart también ha realizado inversiones en las islas en los sectores minorista, financiero, tecnológico y de servicios de construcción.

“Hemos tenido siete años de vacas flacas y, si no hubiese sido por Dart, la economía local estaría mucho peor”, señaló Travers. “Pero hay un gran signo de pregunta respecto a hasta dónde llegará la intervención de Dart en las islas Caimán. Está empezando a controlar una parte importante de la economía local”.

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